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(por Aldo Roque Difilippo) La detención y posterior secuestro de Elba Gándara es escalofriante y refleja la brutalidad con que se manejaban las fuerzas represivas en el Río de la Plata. Como era habitual en estos casos militares ingresaron en horas de la madrugada a la casa donde vivía Elba Gándara, en Buenos Aires, junto a su esposo y sus pequeños hijos, destrozando todo a su paso. La pareja, y especialmente la mujer, fue torturada delante de sus cuatro hijos. Además los militares se “divertían” tomando a su hija de tan solo dos semanas de vida, arrojándola entre ellos de un lado a otro.
A las 4 de la madrugada
De acuerdo a la investigación iniciada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) se encuentra probado que Juan Enrique Velázquez Rosano, y su esposa , Elba Lucía Gándara Castromán fueron secuestrados en la madrugada del 18 de febrero de 1977, mientras se encontraban descansando en su domicilio de la calle Hilario Lagos Nº 466 o 476, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Que en el domicilio irrumpieron aproximadamente 12 personas vestidas de civil, fuertemente armadas, pertenecientes al Ejército Argentino. El grupo se presentó en el domicilio junto a Heber Eduardo O´Neill Velázquez, sobrino de Juan Enrique Velázquez, el cual había sido secuestrado tiempo antes. Cabe recordar que en 2013 fueron identificados los restos de Heber O’ Neill.
Un mes en condiciones inhumanas
Juan Enrique Velázquez Rosano, esposo de Elba Gándara, relató lo sucedido en un documento presentado ante la Sub Secretaría de Derechos Humanos, describiendo que los militares ingresaron violentamente a su casa rompiendo puertas y ventanas, que los golpearon fuertemente tanto a él como a su esposa en presencia de sus cuatro hijos; y que incluso a su mujer le hicieron “el submarino” sumergiéndole la cabeza en agua. Además que se “divertían” tomando a su hija recién nacida de tan solo dos semanas, arrojándola entre ellos de un lado a otro.
Estas torturas se extendieron por algunas horas, dentro de la casa. Luego los captores les dijeron que los “llevaban a interrogar” y los sacaron a los tres de la vivienda, todos maniatados y encapuchados. José Velázquez fue arrojado a una zanja, luego lo colocaron, todo mojado y embarrado, en el baúl de un Ford Falcón blanco que se encontraba junto con un camión del Ejército. Su domicilio quedó destrozado y también fueron saqueadas sus pertenencias de valor.
Por versiones de los vecinos los militares habían rodeado toda la zona, y los sacaron prácticamente desnudos.
Estuvieron detenidos en un centro clandestino de detención y después de una semana fueron llevados al Vesubio, ubicado en Camino de Cintura y Richieri, donde padecieron condiciones inhumanas de cautiverio durante más de un mes.
Relató que fue alojado en un sector que parecía ser una “caballeriza”, ya que estaba “compartimentado”, donde había unas 50 personas en su misma situación que eran sacadas a diferentes lugares para ser interrogadas. Tanto él como su esposa fueron interrogados bajo tortura, y que además tuvo que soportar la terrible y dolorosa situación de que lo llevaran a escuchar el interrogatorio con picana eléctrica que le hicieron a su mujer. Luego de dos meses de cautiverio Juan Velázquez fue liberado. Le dijeron que tenía que irse de Argentinas con sus hijos, que no dijera nada, que se olvidara de todo; aclarándole que a su mujer seguramente la iban a matar porque estaba muy comprometida. Antes de salir le permitieron despedirse de ella, pudiéndola ver durante unos minutos en el sector del baño. Luego lo sacaron en un auto, encapuchado y lo dejaron a dos cuadras de su casa; en un estado lamentale, muy flaco y debilitado. Su esposa, Elba Lucía Gándara Castromán, aún hoy, a 37 años de aquel terrible episodio, continúa desaparecida.
En un documento anexo compartimos el testimonio completo de Velázquez, redactado en Holanda en 1977. Un duro relato de lo que debió padecer junto con sus hijos.
A los lectores de @gesor que realizan comentarios, en particular a quienes ingresan en la condición de incógnito, no se molesten en hacer comentarios ya no son publicados debido a que no dejan registro de IP ante eventual denuncia de alguna persona que se sienta dañada por ellos.
Igualmente reiteramos lo que hemos escrito en anteriores oportunidades, que pueden referirse con la dureza que se entienda pertinente pero siempre dentro del respeto general y no discriminando ni agraviando, o con expresiones que de alguna manera inciten a la violencia. Los comentarios son una herramienta maravillosa que debemos preservar entre todos.
(por Aldo Roque Difilippo) La detención y posterior secuestro de Elba Gándara es escalofriante y refleja la brutalidad con que se manejaban las fuerzas represivas en el Río de la Plata. Como era habitual en estos casos militares ingresaron en horas de la madrugada a la casa donde vivía Elba Gándara, en Buenos Aires, junto a su esposo y sus pequeños hijos, destrozando todo a su paso. La pareja, y especialmente la mujer, fue torturada delante de sus cuatro hijos. Además los militares se “divertían” tomando a su hija de tan solo dos semanas de vida, arrojándola entre ellos de un lado a otro.
A las 4 de la madrugada
De acuerdo a la investigación iniciada por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) se encuentra probado que Juan Enrique Velázquez Rosano, y su esposa , Elba Lucía Gándara Castromán fueron secuestrados en la madrugada del 18 de febrero de 1977, mientras se encontraban descansando en su domicilio de la calle Hilario Lagos Nº 466 o 476, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Que en el domicilio irrumpieron aproximadamente 12 personas vestidas de civil, fuertemente armadas, pertenecientes al Ejército Argentino. El grupo se presentó en el domicilio junto a Heber Eduardo O´Neill Velázquez, sobrino de Juan Enrique Velázquez, el cual había sido secuestrado tiempo antes. Cabe recordar que en 2013 fueron identificados los restos de Heber O’ Neill.
Un mes en condiciones inhumanas
Juan Enrique Velázquez Rosano, esposo de Elba Gándara, relató lo sucedido en un documento presentado ante la Sub Secretaría de Derechos Humanos, describiendo que los militares ingresaron violentamente a su casa rompiendo puertas y ventanas, que los golpearon fuertemente tanto a él como a su esposa en presencia de sus cuatro hijos; y que incluso a su mujer le hicieron “el submarino” sumergiéndole la cabeza en agua. Además que se “divertían” tomando a su hija recién nacida de tan solo dos semanas, arrojándola entre ellos de un lado a otro.
Estas torturas se extendieron por algunas horas, dentro de la casa. Luego los captores les dijeron que los “llevaban a interrogar” y los sacaron a los tres de la vivienda, todos maniatados y encapuchados. José Velázquez fue arrojado a una zanja, luego lo colocaron, todo mojado y embarrado, en el baúl de un Ford Falcón blanco que se encontraba junto con un camión del Ejército. Su domicilio quedó destrozado y también fueron saqueadas sus pertenencias de valor.
Por versiones de los vecinos los militares habían rodeado toda la zona, y los sacaron prácticamente desnudos.
Estuvieron detenidos en un centro clandestino de detención y después de una semana fueron llevados al Vesubio, ubicado en Camino de Cintura y Richieri, donde padecieron condiciones inhumanas de cautiverio durante más de un mes.
Relató que fue alojado en un sector que parecía ser una “caballeriza”, ya que estaba “compartimentado”, donde había unas 50 personas en su misma situación que eran sacadas a diferentes lugares para ser interrogadas. Tanto él como su esposa fueron interrogados bajo tortura, y que además tuvo que soportar la terrible y dolorosa situación de que lo llevaran a escuchar el interrogatorio con picana eléctrica que le hicieron a su mujer. Luego de dos meses de cautiverio Juan Velázquez fue liberado. Le dijeron que tenía que irse de Argentinas con sus hijos, que no dijera nada, que se olvidara de todo; aclarándole que a su mujer seguramente la iban a matar porque estaba muy comprometida. Antes de salir le permitieron despedirse de ella, pudiéndola ver durante unos minutos en el sector del baño. Luego lo sacaron en un auto, encapuchado y lo dejaron a dos cuadras de su casa; en un estado lamentale, muy flaco y debilitado. Su esposa, Elba Lucía Gándara Castromán, aún hoy, a 37 años de aquel terrible episodio, continúa desaparecida.
En un documento anexo compartimos el testimonio completo de Velázquez, redactado en Holanda en 1977. Un duro relato de lo que debió padecer junto con sus hijos.
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