(escribe prof. Alejandro Carreño T.) Perú es la estrella. Primer lugar del podio. Brasil le sigue, en cuanto Argentina ocupa el tercer lugar. En estos momentos, la región suma dos expresidentes más: uno de Perú, cuyo liderazgo es indiscutible y otro en Brasil. Martín Vizcarra seguirá la huella de prácticamente todos sus antecesores de los últimos 35 años, cuando asume Alberto Fujimori en 1990 y gobierna hasta el año 2000, sustituido por el Congreso.

Martín Vizcarra solo estuvo dos años (2018-2020), en Palacio Pizarro, sede del gobierno peruano, pero el delito que lo envió a la cárcel no lo cometió cuando era presidente, sino en sus tiempos de gobernador en Moquegua. De acuerdo con el medio RPP, Vizcarra recibió 2,3 millones de soles (alrededor de 640 millones de pesos chilenos) en sobornos, cuando se desempeñaba como gobernador regional en la mencionada localidad ubicada al sureste del Perú, a 869 kilómetros de Lima en línea recta. Vizcarra no podrá, además, ocupar cargos públicos durante nueve años y deberá pagar una multa de 94.000 soles (27 millones de pesos chilenos).

La justicia peruana no se anda con chicas, como decimos en Chile, y cuando se trata de pegar duro, pega, aunque sean expresidentes (no como en Chile donde la corrupción pampea, pero no se oye padre mío desde los tribunales). Por cierto, Vizcarra hizo declaraciones: “Me han sentenciado por enfrentar al pacto mafioso. No es justicia, es venganza. Pero no me van a doblegar. La respuesta está en las urnas. Mi hermano Mario Vizcarra continuará esta lucha por ustedes. El Perú es primero y nadie podrá silenciarlo”, en tuit (X) de ayer miércoles 26.

En Brasil, Jair Bolsonaro recibió una dura condena por su tentativa de golpe de Estado al gobierno del Presidente Lula da Silva. La condena de 27 años aún no tiene cárcel definida, pero dos son los recintos que están siendo considerados: una sala de 12 metros cuadrados en la misma Policía Federal o una celda especial en el Complejo Penitenciario de Papuda. Ambas en Brasilia. El caso Bolsonaro difiere bastante del caso Vizcarra, comenzando por el tipo de delitos que se le imputan.

Bolsonaro es ocho años mayor que el expresidente peruano. A sus 70 años sufre crisis de ansiedad, de hipo y de vómitos reiterados producto del grave atentado a cuchilla que sufrió el año 2108, durante la campaña electoral, y que lo ha enviado a la sala de operaciones varias veces. Por lo mismo, debido a su edad y lo frágil de su salud, su defensa ha solicitado que la condena, el expresidente que gobernó entre 2109 y 2022, la cumpla en su domicilio. Razones de humanidad alegan sus abogados.

Todo dependerá si la justicia cree en la versión de Jair Bolsonaro de que su intento de destruir la tobillera electrónica con una soldadera casera, el pasado sábado 22 de noviembre, en su domicilio donde cumplía arresto domiciliario, se debió a su paranoia y alucinaciones provocadas por los medicamentos que toma para combatir la depresión y sus otros problemas de salud.

Al parecer, y a la luz de los tiempos que vivimos, América Latina podrá contar su historia desde la mirada de la ya impresionante cantidad de expresidentes condenados a prisión por diversos delitos reñidos con la decencia y la democracia. ¿Cuántos más esperan en la fila?

El vecindario tiene la palabra.