(escribe prof. Alejandro Carreño T.) Hoy, la expresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner recibió el golpe de gracia de la Corte Suprema de Argentina, que ratificó el fallo de un tribunal oral del año 2022, que la había condenado a seis años de cárcel por el caso Vialidad. Una serie de irregularidades en la concesión de 51 obras viales en la provincia de Santa Cruz a compañías de Lázaro Báez durante su gobierno. Una relación que había comenzado bajo el gobierno de Néstor Kirchner, el año 2005, cuando el corrupto empresario obtuvo el 82% de las licitaciones otorgadas por el gobierno de Santa Cruz.

El medio La Nación de Buenos Aires, del 10 de noviembre de 2024, señala “que existen documentos que dan cuenta de numerosas conexiones comerciales entre ambos: cesiones de terrenos, préstamos, compra-venta de propiedades, constitución de fideicomisos y contratos de locación y explotación de sociedades a su nombre”. Y la sentencia dictada por los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso, el año 2022, señala que “El volumen de la evidencia a ese respecto es realmente inmenso y lo cierto es que la existencia de aquellos negocios como tales no fue controvertida por ninguna de las defensas”.

Conocida la sentencia definitiva de la Corte Suprema, la ahora condenada expresidenta habló desde la sede del Partido Justicialista, Matheu 130. Y vomitó fuego. A los ministros que ratificaron la sentencia del año 2022 los llamó de “monigotes”, “triunvirato de impresentables” y “ficción” de la Corte Suprema: “No se confundan. Son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos”. Y asoció su condena a cuestiones electorales, puesto que había declarado la semana pasada su intención de postular a su candidatura bonaerense por la tercera sección, y a un posible retorno del kirchnerismo al poder.

Repasó también al poder económico “que puede tropezar una vez con la misma piedra, pero no dos”. Y auguró no solo el desplome del sistema Milei, al que llamó también de “monigote”, sino que, además, con una arrogancia que no encaja con su condición de condenada, declaró sin arrugarse: “somos los únicos que podemos construir una alternativa cuando esto se desplome”. Parodiando el título de la novela de Gabriel García Márquez, dijo que el gobierno de Milei es la “crónica de una muerte final”. Que el programa económico que lleva adelante no funcionará. Y remató: “Esto no tiene final feliz y el poder económico lo sabe”.

Por último, y aludiendo a su condición de condenada, comentó la paradoja que significa que ella esté presa, y ellos en libertad. Y describió lo que para ella es una contradicción: “Mientras los Sturzenegger, los Macri de los parques eólicos, del Correo... Mientras que los ‘Toto’ Caputo inefables caminen sin que nadie les reclame nada, estar presa es casi un certificado de dignidad política y personal histórica. Créanme". Le creamos o no le creamos a Crisitna Fernández, lo cierto es que, con ella en la cárcel, termina el kirchnerismo, un periodo de la historia del país allende los Andes que, con certeza, a ningún argentino le hubiera gustado vivir.

Ahora, y a la luz de los antecedentes que la condenaron, la prisión me parece bien distante de lo que pueda ser un certificado de dignidad.