Hoy quiero hacer referencia al fallecimiento el día 13 de mayo pasado, del compañero y ex presidente José “Pepe” Mujica.

El Pepe nació hace 90 años, un 20 de mayo en Montevideo.

Líder indiscutido y referente no solo del MPP, sino de toda la izquierda latinoamericana. Reconocido en el mundo por su sencillez, humildad y compromiso en la lucha por tener una sociedad más justa y humanitaria. 

Su vida austera y la donación siendo presidente, de casi un 90% de sus ingresos destinados a organizaciones sociales, dirigidas a los más necesitados, llevó a que lo llamaran “el presidente más pobre del mundo”.

En el año 1964 se incorporó al Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), participando de la clandestinidad en la guerrilla que luchaba contra la injusticia y la desigualdad existente en el Uruguay por aquellos años.

Sus acciones las pagó con el padecimiento de 13 años de tortura y aislamiento en la cárcel, desde el 1972 hasta el 1985. 

En 1989 fundó junto a otros compañeros, el Movimiento de Participación Popular (MPP), sector más votado desde el año 2004 a la fecha, dentro de la coalición de izquierda.

 En 1994 Mujica fue electo diputado y en 1999, fue senador por la fuerza política. 

En el año 2005 fue Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, en el gobierno de Tabaré Vázquez. 

En el 2009 es electo presidente de la República, con Danilo Astori como vicepresidente, y desde ahí su figura se hizo conocida en el mundo especialmente por su simplicidad, humildad y compromiso con los valores humanos, promoviendo ante todo la justicia social. 

En su período como presidente se dieron pasos agigantados en la agenda de derechos, plasmado en políticas progresistas como lo fue la legalización del consumo de marihuana, la legalización del matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, la creación de la UTEC, entre otras.

El 14 de agosto de 2014 conmemoraban en Paysandú el Día de los Mártires Estudiantiles y siendo presidente, apareció sin ser esperado en el acto y en parte de su discurso dijo:

 “Lo único que es seguro en esta vida es que nos morimos, lo demás es ecléctico; por lo tanto ese paréntesis, ese cacho no lo estropeen. Vívanla, no corran a otro, no odien, no se dejen ganar más por el odio y entiendan que siempre se puede dar una mano a uno que está más jodido”. 

Terminado su gobierno siguió su vida siendo un referente político internacional, pero nunca abandonó su militancia de a pie, compartiendo su visión política y de la vida, de igual a igual.

El viejo, como se le decía con cariño, fue un ejemplo de vida genuino, donde la política y el poder no están por sobre la honestidad y la empatía, donde nadie es más que nadie, y donde siempre hay que escuchar al otro, aun siendo adversario político, porque siempre hay algo que aprender, o tener en cuenta, aunque las visiones sean diferentes.  

Su despedida fue dura, pero más duro fue ver como miles de personas seguimos el cortejo desde la Plaza Independencia, hasta el Palacio Legislativo, mirando y sintiendo las caras de tristeza y sufrimiento de las personas agolpadas en las veredas, jóvenes, adultos, ancianos y niños, expresando el dolor colectivo y el reconocimiento al Pepe. 

Despedida que culminó en el Salón de Los Pasos Perdidos, donde todo ese pueblo se pudo despedir, cada uno a su manera, con ofrendas, flores, cartas y hasta alguna frase expresada desde el corazón. 

Lo despedimos con todos los honores de un presidente y el amor y reconocimiento de un pueblo.

 A nosotros los militantes del MPP, nos deja la bandera bien en alto, nos esforzaremos por mantenerla así, siguiendo la lucha por tener una sociedad más justa, donde no queden en el camino los más desprotegidos. 

Una sociedad donde se creen puentes y no grietas, donde no fomentemos el odio, si no la tolerancia y la empatía por el otro, donde no haya solo algunos favorecidos a costas de otros. 

Estamos ocupando un lugar que nos dio el pueblo con su voto, somos los representantes de ese pueblo, la voz de los que no son escuchados, debemos ser dignos de ello y expresarnos con respeto aún en la discrepancia, y no por ello vamos a ser cómplices de lo que está mal. 

¡¡Gracias “Pepe”, seguiremos trabajando por una sociedad más justa e igualitaria!!  ¡¡No te vas, estás llegando!!