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(escribe prof Alejandro Carreño T.) Si usted, lector, se sorprende por el título de esta columna, tiene toda la razón para hacerlo, porque, después de todo, no calza la ecuación Ministerio de las Culturas con la palabra “culo” asociada a un taller. Se supone que este tipo de ministerio promueve otro tipo de actividades y no un taller de nombre tan ordinariamente sugestivo como es “Taller de culo”. Pero, como se trata de un ministerio del Gobierno de Gabriel Boric, que agarró la onda de sacarle la lengua a otros mandatarios como lo hizo con el Presidente Lula da Silva, nada debe sorprenderle.
“Taller de culo” es uno de los talleres auspiciados por el Programa “Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras” (PAOCC) dependiente del docto ministerio. Se define como “Práctica de Movimiento Pélvico Freestyle, Improvisación con enfoque descolonial, con un abordaje somático, sensible y gozoso”. Por cierto, usted, lector, podrá imaginarse todo lo “somático, sensible y gozoso” que pueda ser un taller de esta naturaleza. ¿Se fijó que, además, es “descolonial”?
El taller de título tan evocador y evacuador al mismo tiempo, fue difundido por “Espacio Vitrina”, organización que forma parte del circuito de la Red de Salas de Teatro Región Metropolitana, que recibió $139.509.995 en el marco del PAOCC 2025, lo que significa que da lo mismo si “Taller de culo” recibe o no directamente fondos del Estado, puesto que de todas maneras está siendo auspiciado por “Espacio Vitrina”. Por último, el llamado público, a través de los afiches publicitarios, utiliza logos institucionales para una actividad privada.
Como toda actividad de “contenido cultural” preocupada del desarrollo cultural de la sociedad, “Taller de culo” tiene convocatoria y objetivo general. La convocatoria es para cualquier tipo de público que esté interesado “en la exploración y encuentro con el movimiento pélvico”. Advierte, además, que “no necesitas conocimientos previos de una técnica o disciplina”. Usted comprenderá que, efectivamente, no necesita de ningún conocimiento previo. Después de todo, cada uno mueve su culo como quiera.
Ahora, el objetivo general es más elaborado porque se trata de “la movilidad pélvica”. Darle duro a la movilidad (“practicar” dice el objetivo), para luego encontrarse “con el propio cuerpo y el colectivo”. ¿A qué se refiere con colectivo? Enseguida, y para que usted se entusiasme más todavía, visitará “técnicas de movilidad de culo desde el twerk, el funk brasileño y el contemporáneo, para activar posibilidades desde las que construir lenguaje e improvisar. Bailar y pasarla rico”. O sea, lo que importa en realidad, es que usted lo “pase rico”. Visite o no visite las técnicas.
¿Entendió algo de visitar técnicas? Da lo mismo si no entendió ni jota que es el Twerk o el Funk Brasileño que se unen a “las danzas contemporáneas” para que usted lo “pase chancho” (pasarlo bien en Chile). Para que se encuentre “con la movilidad de la pelvis, pero por sobre todo con lo trasero: el culo, las nalgas, el poto, la grasa, posibilitando activar otras formas de movernos y disfrutarnos personal y colectivamente”. Se insiste en esto de la “movilidad de la pelvis”, como si en la colonia no hubiesen movido nunca la pelvis (¿no ven que también tiene un enfoque “descolonial”?
En fin, no creo que usted haya olvidado cómo mover su “culo, sus nalgas, su poto” y todo lo demás, porque hay cosas que son como andar en bicicleta: una vez que se aprenden, no se olvidan más.
En todo caso, es bueno que los países tengan un ministerio de la Cultura como el nuestro, tan preocupado de que su culo no pierda su encanto.
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