(Escribe  prof. Alejandro Carreño T.) El canciller venezolano Yván Gil volvió a las andanzas, aunque en realidad ignoro si se fue en algún momento. Por lo menos no teníamos noticias de él en este lado del mundo hasta el marte pasado, cuando apareció eufórico y "gil" como siempre, disparando su veneno ideológico hacia todo aquel que no comulgue con la dictadura que él representa a nivel diplomático. Es cierto que sus controles diplomáticos se encuentran a la altura de su delirio comunicacional, que se pierde en su patraña chavista, con la que quiere convencer al mundo de las bondades de un sistema político que tiene a un cuarto de su población viviendo fuera de Venezuela.
Pero ahora extendió su repertorio hacia otros líderes de la región, lo que no significa que se haya olvidado del presidente de Chile, Gabriel Boric, a quien el régimen de Maduro lo tiene, como decimos los chilenos "pa' la patá y el combo". No, esta vez amplió su abanico incriminatorio y las emprendió "diplomáticamente" contra aquellos mandatarios que no han reconocido el robo electoral de Maduro, y cuyos "pueblos son muy valerosos, muy valientes", pero "explotados y dominados por gobiernos que son apéndice de ocupación del imperio norteamericano". Pero tiene la esperanza de que "más temprano que tarde se liberarán".
Yván Gil representa la imagen del diablo vendiendo cruces, pues lo que esperamos los hombres libres es que el pueblo venezolano, más temprano que tarde, se libere del yugo de la dictadura chavista representada por Nicolás Maduro. Entonces Gil, con su depurado perfil ideológico, escribió de cada presidente "títere de los Estados Unidos", su sentida nota diplomática. De Gabriel Boric dijo que era "una vergüenza" y que "ha validado el gobierno pinochetista", que va "contra la causa de los pueblos", que "respalda genocidios" y otras monsergas por el estilo. Curiosa la relación de Boric con Pinochet. Parece que Gil, además de "gil" sufre de idiocia.
En cuanto al presidente argentino, lo asoció con Hitler: "hemos visto a la cabeza de esta situación al fascista del Gobierno nazi de Milei. Es uno de los gobiernos hostiles, porque es un títere, es un pobre gobierno. Lamentamos mucho que Argentina esté padeciendo esa situación". Parece que Gil debiera leer algo sobre la palabra fascismo. Con asombro, tal vez, descubriría que su régimen sí es fascista. Pero, en fin. Me imagino que los argentinos lamentan mucho la situación que vive Venezuela.
Con Luis Lacalle Pou, el presidente de Uruguay barrió el piso. Le dijo que era un "lacayo" y que lidera un "gobierno postrado a los Estados Unidos". Siempre los Estados Unidos presente en todas las ofensas venezolanas, tal como lo hacen los comunistas chilenos. Se hable de lo que se hable, puede ser de los marcianos, ahí estará el país del norte, del que se podrá gustar o no; quererlo o no, pero que, sin duda, no tiene vela en la dictadura de Maduro, que no es otra cosa que el entierro del pueblo venezolano y su libertad. 
Con Ecuador y Perú, con sus presidentes, tuvo, al parecer, conmiseración. O bien, encuentra que son países que no valen la pena un párrafo exclusivo, y solo bastan dos o tres palabras, pues solo dijo que en ellos "el fascismo ha penetrado" y hoy cuentan con "gobiernos sumisos". Y Sería todo. Me imagino que los presidentes Daniel Noboa y Dina Boluarte, de Ecuador y Perú respectivamente, deben estar muy triste por no ser mencionados por tan ilustre canciller.
Cuando se cansó de los insultos, Yván Gil volvió su mirada a Venezuela y al triunfo robado de Nicolás Maduro: "Hay un amplio regocijo mundial por el triunfo del presidente Nicolás Maduro, eso es una realidad que no la puede ocultar nadie". 
Desde mi columna y como decimos en Chile, cuando ya alguien nos agotó con sus diatribas o sus necedades, le digo a Yván Gil:
¡Así será po', gil!