El pasado 20 de mayo se cumplió un nuevo aniversario de los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, el número 48. Perpetrados en Buenos Aires por las dictaduras de Argentina y Uruguay actuando en conjunto.

Soriano, especialmente su capital, ha estado omiso a que estos nombres sean recordados en su nomenclátor, como luchadores por la democracia y salvajemente perseguidos por quienes la asaltaron en 1973.

Zelmar Michelini, fue identificado como blanco a eliminar por su fantástica estatura política, y su inclaudicable lucha contra la injusticia y la barbarie que significó la dictadura uruguaya.

Este año 2024 Michelini cumpliría 100 años, en la misma fecha en que fue secuestrado y asesinado.

Héctor Gutiérrez Ruiz, el otro gran objetivo de los asesinos, era el Presidente de la Cámara de Diputados al momento del golpe y otro enemigo acérrimo del régimen que instaló Juan María Bordaberry en 1973, 

Matar los símbolos fue el objetivo, pero la memoria es imborrable y hoy debemos hacer dos cosas fundamentales en nuestro compromiso con la Democracia, recordar el acto atroz de sus asesinatos y elevar sus figuras de extraordinarios políticos y luchadores por un mundo mejor. 

Si bien la lista de asesinados y desaparecidos por la dictadura es larga y oprobiosa estos dos nombres son símbolos de un pueblo que ama la democracia.

Solicitamos a este cuerpo enmiende esa omisión y eleve al Poder Ejecutivo Dptal el pedido de inclusión en el nomenclátor de Mercedes, en un sitio preponderante de estos nombres honrosos y necesariamente recordables. Que pase a la Comisión correspondiente.

En otro orden, queremos manifestar nuestro total rechazo a cualquier intromisión de los partidos políticos en la actuación de la Justicia en nuestro país. La independencia de poderes es el pilar fundamental del sistema republicano. Bajo cualquier forma, comentario, intención o conspiración no es admisible la politización de la Justicia, como tampoco lo es la judicialización de la política. Es claro que hay actos que no suponen una responsabilidad penal pero sí implican responsabilidad política, y las decisiones políticas no siempre suponen responsabilidad penal. 

Ahí es donde apelamos a la grandeza de nuestros dirigentes, especialmente los que más altura alcanzan en la pirámide de responsabilidades. No vale que la lucha política arrastre a nuestro sistema republicano de la manera más básica, socavando la confianza del Pueblo en sus dirigentes y volviendo la lucha política un terreno fangoso donde vale revolcarse por un rédito electoral. No debe el Presidente de la República recomendar insistir con una causa archivada, por ejemplo. No puede el presidente de una fuerza política sembrar dudas sobre el sistema judicial invocando la filiación partidaria de un fiscal, juez o Ministro de Justicia. 

En cualquier ámbito, nuestras conductas son públicas, así lo definimos nosotros mismos cuando asumimos tener exposición ante la ciudadanía al pedir el voto para ocupar cargos que hacen a la vida de todos. 

No puede ser la filiación política suficiente para la protección o el ocultamiento de las conductas impropias, sino que el compromiso partidario debe ser nuestro principal control.

Si mezclamos el descrédito del sistema político con una concentración de medios de comunicación como la que se está promoviendo ahora mismo, y el control de los periodistas, pronto estaremos en manos de quienes pueden manipular el voto ciudadano en el sentido de sus intereses económicos, construyendo una realidad alternativa y un poder que vaya contra la libertad. 

Vaya nuestro apoyo y solidaridad con la Asociación de la Prensa uruguaya que está siendo amenazada en su independencia por el articulo 72 del proyecto de Ley de medios que se está discutiendo en el parlamento.