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(escribe prof. Alejandro Carrreño T.) Nicolás Maduro se las arregla para estar siempre en la agenda política latinoamericana, directa o indirectamente. Sabemos que es un personaje cercano a la farándula populachera, propio de personajes ególatras que se sienten insustituibles, necesarios para solucionar cualquier tipo de entuerto tanto dentro como fuera de su territorio. Una especie de Superman de la política, en todo momento al lado de la causa del “más débil” y “castigando a los malos”. Y no solamente se siente así, lo vive así a través del cómic que lo representa como el.
Súper Bigote acompañado de la heroína Súper Cilita, su mujer.
Hoy da cátedras a otros gobiernos de cómo se debe controlar la rebelión en las cárceles. Así se lo hizo ver al presidente de Ecuador, Daniel Noboa, con un vistoso e imperioso llamado: “Ponga la mirada en Caracas”, pues su plan “desarticuló las bandas que operaban en las cárceles de su país”. Le ofreció, entonces, su asesoría: “Presidente Noboa, si quiere tener un sistema de seguridad y un sistema penitenciario, búsquenos a nosotros, no busque al Comando Sur. El Comando Sur (de Estados Unidos) lo que va a hacer es intervencionismo, colonialismo”. El problema radica en que Venezuela está para que la ayuden a ella.
De acuerdo con Pedro Felipe Ramírez, exministro de Salvador Allende y embajador de Chile en Venezuela entre 2014 y 2018 “los 7.500.000 migrantes venezolanos que calcula Naciones Unidas en el mundo, no se van porque no les gusta su tierra. se van porque están muriendo de hambre” (en entrevista al medio ExAnte del 24 de noviembre de 2023). Y agregó: “Es un problema que impacta a toda la región y mientras no se solucione el problema democrático en Venezuela, mientras no termine la dictadura, simplemente esto va a continuar. Que no se hagan ilusiones de que la gente se va a ordenar”.
¿Cuántos criminales venezolanos han invadido la región gracias al gobierno de Maduro? Nadie lo sabe. Pero la historia viene de lejos. Según el exdiputado venezolano Óscar Pérez, “el régimen de Maduro infiltra delincuentes y criminales para perjudicar a los migrantes venezolanos, pues resulta sospechosa la recurrencia de la violencia con la que se están suscitando delitos en los países a los que llegan” (El Universo del 31 de octubre de 2019). Otros medios citados por El Universo, como el diario La República de Perú, comenta que ya, desde 2014, se había advertido de la migración de supuestos criminales violentos a países de Centroamérica.
En cuanto que el medio panameño Panam Sport, citado por El Universo, dice que “a Perú ya han ingresado miembros de 20 bandas delictivas de Venezuela, como de las conocidas Tren de Aragua y Los Gatilleros de la Guaira”. Respecto de Chile, no hay banda o grupo delictivo que no cuente entre sus filas con varios venezolanos, como lo ilustran diariamente todos los medios nacionales. Y podríamos seguir. ¿Para qué? Aumentar el número de denunciantes no aumentará las culpas del régimen de Maduro que ahora, y como es tan propio de su ADN político, se da el lujo de dictar cátedra de cómo combatir la delincuencia"
Entonces: ¿El plan Maduro para desarticular las bandas de sus cárceles, consiste en expulsarlos del país colocándolos en la frontera? De acuerdo con varios medios latinoamericanos y con la realidad que vive la sociedad regional, parece que sí. Por lo menos en Chile, calza a la perfección.
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