(escribe prof. Alejandro Carreño T.) Recuerdo que uno de los primeros escándalos en que se vio envuelta la señora Izquia Siches, ministra del Interior del Presidente Boric, estuvo relacionado con su Manual de Instrucciones para la Prensa. Era un manual que tenía el propósito de evitar “estigmas” respecto del pueblo mapuche y de los inmigrantes: “La guía en la que trabajaremos no tiene nada que ver con coartar la libertad de expresión, como algunos mencionaron. Por el contrario, queremos expresarnos con los mejores estándares posibles y que, ojalá, más se motiven” (cito por mi columna “Manual de la ministra Siches: peligra la libertad de expresión en Chile”, publicada en el medio uruguayo CoolTivarte el 18 de marzo de 2022).

Pero los mejores estándares posibles en una democracia corresponden a una prensa libre, libre de manuales o guías que sometan a columnistas y periodistas al arbitrio de un sistema totalitario. Sus últimas palabas son una mofa: “ojalá más se motiven”. Pues bien, la citada columna la terminaba así: “Hoy es respecto “al pueblo mapuche y los inmigrantes”. Mañana será sobre su labor en el ministerio o cualquier otro. Y pasado mañana lo que al gobierno bien le plazca que pueda dañar su imagen. O sea, control total al mejor estilo del Gran Hermano orwelliano. / Mi columna es un llamado de atención a la prensa libre de América Latina sobre lo que está pasando en Chile en estos momentos”.

Lamentablemente mis palabras resultaron proféticas: “Y pasado mañana lo que al gobierno bien le plazca que pueda dañar su imagen”. Y al gobierno le plugo ahora. En los momentos en que escribo esta columna, lunes 1 de agosto de 2022, el periodismo libre chileno ha sufrido un serio garrotazo a la libertad de expresión. El periodista de Televisión Nacional de Chile, Matías del Río, ha sido retirado del programa “Estado Nacional”. La salida forzada de del Río de TVN obedece a la presión recibida por La Moneda de parte de su sector político, como las declaraciones de Daniel Stingo, independiente cercano a Revolución Democrática, de dudoso pasaje por la Convención Constitucional y Nivia Palma, del Partido Socialista, uno de los siete directores del Canal Nacional.

“Yo creo que este gobierno peca de no intervenir más TVN en este tipo de cosas. Constanza Santa María y Matías del Río son de derecha, y no de derecha moderada”, declaró Stingo. Y hablo de “compensar o equilibrar los paneles”. Y remató: “estamos ad portas de un plebiscito que puede cambiar la historia de Chile. Pero además es un gobierno de izquierda”. Por su parte Palma dijo: “No comprendo y no comparto de la decisión de Estado Nacional TVN de tener (supuestamente) 4 representantes Rechazo y 2 del Apruebo en su panel”. La decisión adoptada por la dirección del canal tiene un claro acento político, aunque las excusas dadas resultan de dudosa argumentación.

Según fuentes del diario El Mercurio, “el periodista fue sacado de Estado Nacional para “protegerlo” debido a la serie de críticas recibidas por parte de los sectores de Izquierda en torno a su figura”. Si de esto se trata, entonces las autoridades del canal debieran explicar el término “protegerlo”. ¿Protegerlo de qué? Por la boca muere el pez y los mandamases del canal están muriendo por la boca. ¿Ha recibido amenazas el periodista? Muy comprometedora la palabra “protegerlo” cuando de libertad de prensa se trata. Es cierto que TVN es un organismo autónomo, pero no menos cierto es que la actitud adoptada a un mes del plebiscito solo puede levantar sospechas bien fundadas dadas las diversas intervenciones de personeros de la izquierda al respecto.

Sospechas que, además, tienen el respaldo de tres de los directores de Televisión Nacional de Chile, Pilar Vergara, Pauline Kantor y Gonzalo Cordero, quienes firmaron una declaración pública en la que entre otras afirmaciones, dicen: “La marginación de Matías del Río se llevó a cabo sin conocimiento del directorio, sino que se informó con posterioridad y sin dar ningún argumento concreto de naturaleza profesional que lo justificara” y “Tenemos la íntima convicción, y así lo hemos expresado en las instancias formales que corresponden, que esta decisión está motivada por razones políticas y, por ello, consideramos que constituye un daño enorme a la autonomía de la televisión pública y a su esencial pluralismo” (el texto completo de la declaración se encuentra en el medio ExAnte de ayer 1 de agosto: (https://www.ex-ante.cl/la-carta-de-tres-directores-de-tvn-que-afirman-que-matias-del-rio-fue-alejado-de-estado-nacional-por-razones-politicas/).

Ante el revuelo causado por tamaño escándalo que atenta contra la libertad de expresión, la ministra Vallejo, Vocera del gobierno dijo: “Es una instrumentalización política de una decisión que autónomamente toma TVN”. La palabra “autónomo” no es más que un eufemismo que disfraza la realidad, y la ministra lo sabe, pues el presidente del directorio es nombrado por el Presidente de la República, en este caso, Gabriel Boric. Es, en consecuencia, todo lo autónomo que La Moneda quiera. Lo peor para quienes apoyan la medida adoptada por TVN, motivada por la presión política recibida públicamente, son las palabras de Gabriel Boric como presidente de la FECH y como candidato presidencial. Veamos:

En el programa Última Mirada en el canal ChileVision, entrevistado por el mismo Matías del Río, hoy amordazado, el presidente de la Federación de Estudiantes de Chile, FECH, Gabriel Boric Font, declaró: “No puedo dejar de comentártelo pero, me parece importante que, estamos en este espacio, solidarizar con el caso del periodista Víctor Gómez, que el mismo Colegio de Periodistas, acaba de señalar que le parece un acto inaceptable […].  No puedo dejar de mencionar nuestra solidaridad, y ojalá en Chile se respete de manera categórica y absoluta la libertad de expresión” (cito por La Opinión del 21 de junio de 2012: (https://www.laopinon.cl/noticia/sociedad/video-los-dichos-solidarios-de-boric-hacia-victor-gomez-y-que-incomodaron-matias-de)  

El periodista Víctor Gómez fue retirado del Canal por decir “vamos a esperar que se disipe un poco el olor a azufre acá en el estudio para concentrarnos en el fútbol”, luego del homenaje a Pinochet que se hizo en dicho estudio antes de su programa.

Años más tarde, ya candidato presidencial, Gabriel Boric tuiteó: “Intentos de censura o disciplinamiento a la prensa x el Gobierno son inaceptables.  Libertad de expresión, respeto a derechos humanos y separación e independencia de poderes del Estado son esenciales para la democracia y debemos defenderlos siempre. Le moleste a quien le moleste” (13 de abril de 2021).

Una semana después, escribió lo siguiente en Twitter: “Es tremendamente importante que defendamos con firmeza la libertad de expresión y libertad de prensa. Son fundamentales para cualquier democracia y en Chile con el gobierno de Piñera hemos retrocedido. Revertiremos esta situación” (cito por Radio Bio Bio del 20 de abril de 2021).

El vergonzoso episodio Matías del Río deja en evidencia que el Presidente Gabriel Boric olvidó por completo sus palabras del año pasado y, ciertamente, las del año 2012, cuando sus ideales de juventud lo tenían de lleno en las calles. Hoy, el poder lo ha abducido y ni siquiera sus dichos de ayer, como candidato, se encuentran ni en su alma ni en su conciencia.

Lo de ayer eran solo palabras, palabras, palabras. Lo de hoy son los hechos que tienen al país en el caos, y a nosotros los columnistas y periodistas en la odiosa incertidumbre de qué pasará con nuestra labor informativa el día mañana, cuando la mordaza sea el lema del gobierno, al mejor estilo del Gran Hermano orwelliano.

El Manual de la ministra Siches parece que comienza a aplicarse desde las tenebrosas sombras del totalitarismo.

(*)  foto:  Matías del Río, extraída de guioteca.com