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(por Aldo Roque Difilippo) Oscar Bello es un reconocido dirigente del Frente Amplio de Soriano. Si bien actualmente está retirado de la actividad política fue candidato del Frente Amplio en las elecciones departamentales, y es un referente histórico de la izquierda sorianense. En 1973 cuando irrumpe en el país la dictadura cívico-militar trabajaba como gerente en José Enrique Rodó en el Banco República. Ya había integrado las listas del Frente Amplio en 1971, por lo que, como tantos funcionarios públicos, fue perseguido laboralmente y su carrera dentro de la institución fue limitada a los caprichos de los superiores afines al poder de facto.
En diálogo con @agesor Bello rememora esos años, poniendo especial énfasis en destacar que se trató de una dictadura cívico militar; “cívicos, funcionarios de cargos importantes, que tal vez actuaban peor que los militares”.
¿Cómo se enteró del Golpe de Estado, ya lo veía venir?
-Si, se sospechaba en esa época. A mí me agarró desempeñando la función bancaria en José Enrique Rodó.
Yo debute en Rodó en el año 70, en el 71 se formó el Frente Amplio y en la dictadura estuvimos cierta persecución. Me enteré estando en función de trabajo. Se paralizo el Banco y logramos venir de alguna forma a Mercedes; y por supuesto que se declaró una huelga general…
Me dice que lograron venir de alguna forma, intuyo que no había transporte de ómnibus interdepartamental.
-Seguro, vinimos en tiraje hasta Mercedes.
Llegamos a Mercedes y fuimos conminados por la Policía a reintegrarnos al trabajo. Por supuesto que no lo hicimos y pasamos por las seccionales. Anduvimos en vueltas, Nos detenían, tanto en la Seccional 1ª como en la 2ª; nos liberaban, nos volvían a detener.
Pero hay algo que yo quisiera hacer un poco de énfasis. Lo que me tocó vivir y ver como funcionario público: fue una dictadura cívico-militar. Y lo que me quedó grabado, que no me lo olvidaré nunca, a cívicos, funcionarios de cargos importantes, que tal vez actuaban peor que los militares que cumplían con su función de obediencia debida, por llamarle de alguna manera. Entonces fuimos objeto de una persecución laboral.
Yo en ese momento representaba a todos los funcionarios del interior, el Consejo de Disciplina del Banco República, que venía a ser como un abogado defensor de los funcionarios. Éramos dos funcionarios, uno por Montevideo y yo por el interior. A ese Consejo de Disciplina lo representaba el peor perseguidor que había en el Banco, que era el Jefe de la Inspección General. En las reuniones del Consejo de Disciplina donde tratábamos temas de faltas del Banco, había de todo, la mayoría eran casos de los que habían sido detenidos por sospechas de subversión, o persecución por ser dirigente gremial.
¿Esa persecución se limitaba a la posibilidad de ascensos, o se los destinaban a lugares donde nadie quería ir?
-Las dos cosas. Tanto que yo fui traslado a La Paloma de Durazno. Un pueblito que queda a 165 quilómeltros de la ciudad de Durazno, viene a quedar sobre el río Negro frente a la ciudad de San Gregorio. Nosotros le llamábamos la Sibera del Banco.
No fui el único, claro. Tengo que decir algo rescatable también, ya que en todos los lugares que estuve, con la gente de los pueblos fui bien tratado, y recibido. Nosotros sufrimos la persecución de algunos superiores integrantes de la dictadura cívico-militar. Después hubo también algunos funcionarios de cargo, como gerentes incluso, aunque no eran todos, porque algunos nos protegían, avisándonos, y advirtiéndonos. En mi caso en el año 78, 79 que advirtieron que me pasaban a disponibilidad, que quiere decir que quedaba sin cobrar sueldo ni nada. Era como que me echaban del Banco. Por suerte me pude jubilar. Posteriormente por la Ley 15783 fui reconocido y restituido.
Esos cívicos se ve que algunos lo hacían por ser su naturaleza, con condiciones de represor, y otros que lo hacían por acomodarse, para escalar.
Che el que dirigia el operativo contra los bancarios no fue el inmaculado Liber Seregni, que por suerte lo recordamos con el nombre del puente sobre el rio negro.
Bueno no es mucho honor tener el nombre en un puente, la gente pasa a 130 km por hora y ni pelota.
Poquita memoria, hora saltan los zurdosos justificando que en el sesenta y pico hacian aciones preventivas el golpe fue en el 73 y se lo debemos agradecer a los muchachos que 10 años antes iluminados sabian que venia un golpe.
Por dios dejen de mentir
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Ultima Consulta SQL UPDATE entry SET id='5755',cat='5',publish='2013-07-01 09:33:33',author='adifilippo',title='Un confinado a La Siberia criolla',copete='A 4 décadas del golpe (III): los cívicos y su papel en la persecución política.',entry='
(por Aldo Roque Difilippo) Oscar Bello es un reconocido dirigente del Frente Amplio de Soriano. Si bien actualmente está retirado de la actividad política fue candidato del Frente Amplio en las elecciones departamentales, y es un referente histórico de la izquierda sorianense. En 1973 cuando irrumpe en el país la dictadura cívico-militar trabajaba como gerente en José Enrique Rodó en el Banco República. Ya había integrado las listas del Frente Amplio en 1971, por lo que, como tantos funcionarios públicos, fue perseguido laboralmente y su carrera dentro de la institución fue limitada a los caprichos de los superiores afines al poder de facto.
En diálogo con @agesor Bello rememora esos años, poniendo especial énfasis en destacar que se trató de una dictadura cívico militar; “cívicos, funcionarios de cargos importantes, que tal vez actuaban peor que los militares”.
¿Cómo se enteró del Golpe de Estado, ya lo veía venir?
-Si, se sospechaba en esa época. A mí me agarró desempeñando la función bancaria en José Enrique Rodó.
Yo debute en Rodó en el año 70, en el 71 se formó el Frente Amplio y en la dictadura estuvimos cierta persecución. Me enteré estando en función de trabajo. Se paralizo el Banco y logramos venir de alguna forma a Mercedes; y por supuesto que se declaró una huelga general…
Me dice que lograron venir de alguna forma, intuyo que no había transporte de ómnibus interdepartamental.
-Seguro, vinimos en tiraje hasta Mercedes.
Llegamos a Mercedes y fuimos conminados por la Policía a reintegrarnos al trabajo. Por supuesto que no lo hicimos y pasamos por las seccionales. Anduvimos en vueltas, Nos detenían, tanto en la Seccional 1ª como en la 2ª; nos liberaban, nos volvían a detener.
Pero hay algo que yo quisiera hacer un poco de énfasis. Lo que me tocó vivir y ver como funcionario público: fue una dictadura cívico-militar. Y lo que me quedó grabado, que no me lo olvidaré nunca, a cívicos, funcionarios de cargos importantes, que tal vez actuaban peor que los militares que cumplían con su función de obediencia debida, por llamarle de alguna manera. Entonces fuimos objeto de una persecución laboral.
Yo en ese momento representaba a todos los funcionarios del interior, el Consejo de Disciplina del Banco República, que venía a ser como un abogado defensor de los funcionarios. Éramos dos funcionarios, uno por Montevideo y yo por el interior. A ese Consejo de Disciplina lo representaba el peor perseguidor que había en el Banco, que era el Jefe de la Inspección General. En las reuniones del Consejo de Disciplina donde tratábamos temas de faltas del Banco, había de todo, la mayoría eran casos de los que habían sido detenidos por sospechas de subversión, o persecución por ser dirigente gremial.
¿Esa persecución se limitaba a la posibilidad de ascensos, o se los destinaban a lugares donde nadie quería ir?
-Las dos cosas. Tanto que yo fui traslado a La Paloma de Durazno. Un pueblito que queda a 165 quilómeltros de la ciudad de Durazno, viene a quedar sobre el río Negro frente a la ciudad de San Gregorio. Nosotros le llamábamos la Sibera del Banco.
No fui el único, claro. Tengo que decir algo rescatable también, ya que en todos los lugares que estuve, con la gente de los pueblos fui bien tratado, y recibido. Nosotros sufrimos la persecución de algunos superiores integrantes de la dictadura cívico-militar. Después hubo también algunos funcionarios de cargo, como gerentes incluso, aunque no eran todos, porque algunos nos protegían, avisándonos, y advirtiéndonos. En mi caso en el año 78, 79 que advirtieron que me pasaban a disponibilidad, que quiere decir que quedaba sin cobrar sueldo ni nada. Era como que me echaban del Banco. Por suerte me pude jubilar. Posteriormente por la Ley 15783 fui reconocido y restituido.
Esos cívicos se ve que algunos lo hacían por ser su naturaleza, con condiciones de represor, y otros que lo hacían por acomodarse, para escalar.
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