Recientemente se presentó en sede de AEBU en Mercedes (Soriano) el libro “Los de arriba: Estudios sobre la riqueza en Uruguay”, que fuera impulsado por FUCVAM que en el lanzamiento estuvo representada por la integrante de la Mesa Departamental, Jacqueline Gurruchaga, y coordinado por Juan Geymonat docente de la Facultad de la Ciencias Sociales con la participación de varios profesionales y técnicos especializados en diferentes áreas que dan su enfoque en los distintos aspectos que se encaran en el texto.

Uno de los capítulos está dedicado al proceso de segregación residencial, a través de los barrios privados, segmento que en el libro es denominado “¿Ciudades burbujas? El fenómeno de los barrios privados” y que está escrito por Marcelo Pérez Sánchez que es Politólogo, Doctorado en Estudios Urbanos, Profesor Adjunto del PIM y FDER, UdelaR; y Juan Pedro Ravela Economista, Magister en Desarrollo Territorial, y que tiene como base un artículo de ambos autores denominado “Montevideo ciudad cercada: el fenómeno de los parrios privados”, el que en este caso es actualizado a los efectos del libro “Los de arriba”.

Los autores, a modo de introducción en este resumen que plantearemos en esta nota y cuyo texto completo se encuentra en el mencionado libro que ya va por su segunda edición, señalan que “se busca contribuir a caracterizar el proceso de auto segregación urbana a partir del fenómeno de consolidación de los barrios privados dado en el Uruguay”.

Sostienen que es evidente que el proceso de segregación residencial, al que definen como “la separación de una parte del todo”, “implica uno de los temas más discutidos por académicos, políticos y movimientos sociales en las ciudades actuales”.

A la vez señalan que este fenómeno “ampliamente estudiado, habitualmente está centrado en el abordaje de los asentamientos irregulares (segregación padecida), y no en su otra cara: la auto segregación. La autosegregación, de la cual se cuenta con muy pocos estudios en nuestro país, es concretada por la clase dominante a partir de las urbanizaciones residenciales cerradas”.

Se considera un hecho recurrente en nuestras sociedades “la dinámica cada vez mayor de cierre y control, que tiene diversas expresiones en lo urbano (a nivel residencial, del intercambio comercial o el desarrollo de emprendimientos productivos) y en diferentes sectores sociales,

Cada vez es más común , el cierre con rejas y cercas de nuestras casas y barrios, el control de la circulación por la ciudad, el desarrollo de centros comerciales privados que desplazan el espacio público (como los shopping) o la implantación de enclaves del capital global (tipo zonas francas)”.

En ese sentido respecto a la demanda que intenta satisfacer el producto “barrios privados”, se encuentran “la seguridad, la eficiencia de los servicios, los factores económicos de rentabilidad de la inversión, la ruralidad/paisaje, el equipamiento deportivo, la ubicación, la exclusividad y el sentido de comunidad”, haciendo mención a Fernández, Salcedo y Torres 2004 en pag. 115 – 118.

Los autores llegan a definir que “un barrio privado se conforma como un desarrollo inmobiliario, de más de una hectárea de tamaño, donde se ubican viviendas dentro de un mismo predio y cuenta con el atributo de ser diseñado y construido bajo un esquema de cierre con control Uauto segregación) que prohibe la libre circulación por sus calles y espacios comunes de agentes externos al emprendimientos”.

El capítulo brinda varios áreas de estudios y @gesor hará hincapié en lo que respecta a Soriano, donde si bien por un lado esto es incipiente ya muestra algunas características que lo destacan del resto del país.

A partir de los datos recabados pueden señalar la existencia de 90 barrios privados en Uruguay en 9 de los 19 departamentos del país, 45 de ellos en Maldonado, 19 en Canelones que son los que registran más, en el caso de Soriano se contabilizan 2.

Precisamente ubican a los departamentos en tres cortes, según la cantidad de barrios privados que hay en ellos y en el último sitúan a San José, Soriano y Lavalleja “con pocos desarrollos, donde los atractivos pueden ser factores turísticos como las sierras en Minas, o el río Negro en mercedes (junto a la cercanía a Argentina) o la presencia de actividades de “elite” como el yachting en San José. De todas formas, el desarrollo de emprendimientos en estos departamentos “menos atractivos” podría estar señalando una tendencia de apropiación por parte de los ciudadanos uruguayos de este modelo de residencia, más allá de atractivos específicos para su desarrollo que se puedan encontrar en ciertas regiones”.

En cuanto a la tipología, de los 90 barrios privados, 36 son country o clubes de campo, 24 barrios cerrados, 23 chacras cerrradas.

Cuando se pasa a analizar el suelo ocupado por los barrios privados, Soriano que está entre los departamentos que tienen menos barrios (sólo dos), ya se ubica en el quinto lugar, con 265,8 hectáreas ocupadas por ellos, que corresponden a 132 lotes, con una superficie promedio de 645 metros cuadrados por lote y 170 hectáreas de áreas verdes más circulación.

En el país la superficie ocupada por los barrios privados es de 4.661,8 hectáreas, la que supera a la superficie ocupada por los asentamientos irregulares en el país, que es la contracara de este fenómeno de los barrios privados.

Cuando se analiza la superficie de cada departamento, los autores del trabajo señalan “podemos encontrar que esta sigue una jerarquía similar a la cantidad de barrios privados por departamento. El gran salto de lugar se da en Soriano, que presenta sólo dos barrios privados, pero uno de ellos de gran superficie”, es lo que mencionamos antes.