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21 de November del 2018 a las 22:12 -
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Falleció Luisa Cuesta, mujer y madre ejemplar, emblema de la lucha por los Derechos Humanos
Dedicó la mayor parte de su vida a la búsqueda de su hijo, Nebio Melo, partió a los 98 años
Dedicó la mayor parte de su vida a la búsqueda de su hijo, Nebio Melo, partió a los 98 años

En la tarde de este miércoles, tomamos conocimiento del fallecimiento de Doña Luis Cuesta de Melo, un emblema de la lucha por los Derechos Humanos en general y en la búsqueda de los detenidos desaparecidos durante la dictadura cívico militar en particular, donde perdiera a su hijo Nebio Melo.
El dolor enluta a familiares y amigos de Mercedes y Soriano todo, ciudad donde ella se radicó siendo niña, vivió su niñez, adolescencia, se casó, formó la familia y sufrió la dictadura hasta llegar al exilio. Hoy el país pierde una mujer y madre ejemplar.

Luisa Cuesta nació en Montevideo el 26 de mayo de 1920. Hija de padres inmigrantes españoles, teniendo dos hermanos, Gerardo y Deseo. Cuando Luisa tenía 5 años su madre fallece, quedando a cargo de Carmen, su hermana mayor, hija de un matrimonio anterior de su madre, yendo a vivir a una chacra en el Departamento de Soriano.
Los primeros cuatro años de la escuela los realiza en la Escuela Rural Nº32, culminando la misma en la ciudad de Mercedes, luego de trasladarse junto al resto de la familia a la capital de Soriano.
Realizó en su juventud estudios de Comercio y Administración, permitiéndole años más tarde trabajar como administrativa en el Taller de Chapa y Pintura de Juan A. Farías de la ciudad de Mercedes, estando trabajando aquí 23 años.
Formó pareja con René Melo, quien falleció en forma trágica en 1950. De esta pareja, nació su hijo, Nebio, a quien debió criar como madre sola.

Su detención el 28 de junio de 1973
“Mi vida cambió con la dictadura. Yo vivía en Mercedes, en el interior del país, trabajaba en un taller de chapa y pintura como administrativa y en el año 1973, cuando el golpe de estado, como muchos uruguayos me llevaron de vacaciones al Cuartel de Mercedes” Luisa Cuesta
El 28 de junio de 1973, a la una de la madrugada, un auto paró en frente a la casa de Luisa, con personas vestidas con uniforme del ejército, estando Nebio viviendo en Montevideo. Primero, éstos se quisieron hacer pasar por “Peludos”, por remolacheros, debido a la solidaridad que prestaba Luisa a los trabajadores rurales, cediendo muchas veces su casa para las reuniones.
Luego, éstos se pusieron más violentos: “Empezaron a golpear fuerte y en una me dijeron “bueno vieja loca, abrí la puerta si no te la echamos abajo”, entonces no tuve más remedio que sacarle la llave a la puerta para que entraran”. Los efectivos revisaron toda la casa, de arriba abajo, sin encontrar nada, llevándose detenida a Luisa. El oficial a cargo le dice: “¡abríguese!”, “¡póngase más abrigo!”.
En el cuartel, el Batallón Nº5 de Infantería de Mercedes, es interrogada acerca de su vinculación con el PCR, y datos sobre su hijo Nebio, buscando que reconociera a personas. “La cuestión es que me dejaron en el cuartel y la primer sorpresa mía dentro del cuartel, yo había oído todos los temas de los presos y todo lo demás, que los encapuchaban cuando llegaban pero nunca había oído que les vendaran los ojos, entonces para mí fue una gran sorpresa cuando vino un soldadito, me sacó los lentes y me empezó a envolver la cabeza. Primero no lo entendía, digo: “¿qué pasa con esto?”. Cuando me di cuenta digo: “ah!, no, esto no lo hacían ni en el tiempo de la inquisición”.
Luego es llevada a Montevideo, al juez militar, el cuál no encuentra nada en su contra, no procesándola y dejándola en libertad. Pese a esto, vuelve al cuartel, siguiendo presa, encapuchada y con los ojos vendados durante varios meses más, debido a “medidas de seguridad”. Ricardo Blanco Valiente, militante de AUTE, y del PCR, luego detenido-desaparecido, compartió la cárcel junto a Luisa, en una carpa de lona instalada en el medio del cuartel.
A Luisa la liberan del cuartel de Mercedes el 31 de enero de 1974, unos días después de la partida de Nebio a Argentina. De todas formas, queda en libertad vigilada, debiendo presentarse todos los meses ante el cuartel, haciendo esto hasta el 1º de febrero de 1976.
El 8 de febrero de 1976, Nebio desaparece. Su nuera la llama y le dice que estaba enfermo, cosa que nunca le creyó, partiendo el 15 de febrero a Argentina. Ya unos meses antes, Nebio desde Argentina, había enviado varios mensajes a Luisa de que las cosas por allá tampoco andaban bien. “En una de las veces que vine, en junio del 75, la familia mía casi toda vivía en Montevideo y yo venía, pedía permiso en el cuartel y venía y pasaba con ellos varios días acá en Montevideo todos los meses; y en junio, me mandó uno, el último que mandó dijo: “decile a la vieja que si no viene que se olvide que acá vive un hijo”, me asuste y fui. Fui en el Vapor de la Carrera con un susto porque además tenía miedo de que mi cédula estuviera identificada por los militares, no sabía si le habían hecho alguna marca, alguna cosa entonces entregar la cédula para mí ya era decir, vine de estar presa y entonces era puro miedo”.
Las anécdotas por allá hablaban de la presencia de militares uruguayos, algunos de Mercedes, a los cuales Nebio había reconocido.
Luego de la desaparición de Nebio, Luisa se radica en Argentina para cuidar de su nieta.
Después de los hechos, junto a su nuera, comienza a buscarlo por todos lados presentando habeas corpus, en el ejército, en la armada, en la policía, recurriendo a la ayuda de las iglesias. Visitando personalidades además como Zelmar. Una persona del ejército le dice a Luisa en una de las visitas: “eso no pasa en mi país, vaya a buscarlo al suyo, en mi país no pasan esas cosas”.
El 24 de mayo de 1976 se instala la dictadura fascista en Argentina. Naciones Unidas en Argentina, recomienda a Luisa, y al resto de la familia, huir del país, debido a que no pueden asegurar nada en el marco de las acciones de los fascistas, debido a que estos no respetaban la seguridad de las Naciones Unidas.
En 1977, Luisa Cuesta, su nuera Alicia, y su nieta Soledad, se exilian en Holanda, yendo a vivir a un refugio en un pueblo llamado Nespace, bastante lejos de la capital, Amsterdam. Un tiempo más tarde, su nuera y su nieta se van a vivir a Ámsterdam, permaneciendo Luisa en este refugio del pueblito, junto a refugiados argentinos, chilenos y uruguayos.
Una vez en el exilio, se vinculó al Comité Uruguay, de ayuda a los presos políticos en nuestro país, y de denuncia a la dictadura. Luego se funda AFUDE Asociación de Familiares de Uruguayos Desaparecidos, teniendo contacto con los familiares de desaparecidos que estaban en Suecia, en Francia, en Austria, siendo un grupo bastante grande de familiares. Pasando a integrar luego su Ejecutivo, dada la propuesta de Tota Quinteros, madre de Elena Quinteros, y de Casal, la señora de Gerardo Gatti. En AFUDE, con excepción de Tota Quinteros, los demás familiares eran todos de desaparecidos en Argentina.
Como integrante de AFUDE, participó en los Congresos de la FEDEFAM (Federación de Familiares de América Latina), en 1982 en Perú, y en 1984 en Buenos Aires, donde en este último se realizaron pedidos en Tribunales de Buenos Aires. Por esos años desarrolla una amistad con Amalia González, madre del “Chiqui González”, desaparecido en Montevideo en 1974, también militante del PCR. También tuvo el honor de conocer a Luz Ibarburu y a María Esther Gatti, luchadoras también por los Derechos Humanos, en Ginebra, Suiza, en actividades de las Naciones Unidas sobre los desaparecidos.
El 16 de junio de 1985, Luisa Cuesta retorna del exilio a nuestro país. Antes, en 1984, ya había estado en Montevideo, participando de las movilizaciones del FA en la campaña electoral del ´84 previo a las elecciones, y trayendo colaboraciones de uruguayos en el exilio para los Comedores Populares de Montevideo.
Reinstalada la democracia, y la llegada de los familiares y los exiliados, la AFUDE deja de funcionar, constituyéndose Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos. Funcionando primero en Iglesias, cumpliendo un rol de difusor sobre los hechos de la dictadura, y sobre las vidas de los desaparecidos, sobre todo entre los estudiantes y las nuevas generaciones.
Participando Luisa en diferentes actividades y mesas organizadas por sindicatos, gremios, comités de bases, cooperativas, etc.
En 1996, luego de la no aprobación del Voto Verde, y de años dedicados fundamentalmente a denunciar el tema en foros internacionales, se realizó la primera Marcha del Silencio, un 20 de Mayo, fecha del asesinato de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, Rosario Barredo y William Whitelaw, en Buenos Aires, Argentina.
En el 2000, Luisa Cuesta, junto a Madres y Familiares, participó de la Comisión para la paz, constituida durante el gobierno de Batlle.
En estos últimos años, fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo por la Intendencia de Montevideo en 2012, y le fue otorgado el Doctor Honoris Causa de la Universidad de la República, por su aporte a la lucha por los derechos humanos, y por la memoria, la verdad y la justicia. También, en 2011, la XV Convención de la FEUU llevó su nombre, y además el Correo Uruguayo editó en sello en su homenaje, en la serie “Mujeres Notables”.
Fue testigo de los avances logrados en estos últimos años, con la aparición de los restos de compañeros detenidos desaparecidos como Ubagesner Chávez Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro, Ricardo Blanco Valiente y Alberto Mechoso. Además del envío a prisión de connotados fascistas e integrantes de la dictadura, y de la búsqueda con avances y retrasos de restos.
En este sentido, en 2013, la justicia ingresó al Batallón Nº13 de Infantería, ubicado en la Avenida Instrucciones, por orden del juez Juan Carlos Fernández Lecchini, debido a la causa de la desaparición de Nebio Melo, para realizar una inspección ocular en el predio del cuartel. Tras la hipótesis que Nebio fue trasladado desde Argentina a Uruguay al centro de torturas denominado “300 Carlos”.
El 20 de mayo de 2016 al cumplirse veinte años, desde aquella primera movilización por Memoria, Verdad y Justicia para los Detenidos-Desaparecidos, y los Mártires del pueblo del año 1996. Luisa, a punto de cumplir sus 96 años, no pudo concurrir, estaba internada producto de un ACV desde días atrás. Sin embargo, en su nombre y en el de todos los familiares, marchamos decenas de miles, jóvenes, veteranos, trabajadores, estudiantes. Todos unidos, en la forja del nuevo Uruguay sin impunidad.

Mientras su salud se lo permitió Luisa regresó a Mercedes compartiendo actividades en defensa de los Derechos Humanos, acompañando a sus pares, familiares de detenidos desaparecidos, a esas entrañables madres, algunas que ya han partido y otras están haciéndolo ahora -como Luisa- sin saber qué pasó con sus hijos, donde están los restos, pero quienes tienen la información deberán cargar en su conciencia con ello y jamás encontrarán la paz, aun después de la muerte.
Con Luisa se va una mujer y madre ejemplar, que fue capaz de entregar su vida por los demás, trascendiendo su propio dolor para volcar el esfuerzo en una lucha por todos, dejando de lado el egoísmo, la individualidad, esa que tanto se cuestiona hoy, ella puso ante todo el objetivo general por el particular y dejó su pelea particular en favor de los demás.
¡Hasta siempre querida y admirada Luisa!

Nota sobre información y conceptos de Sebastián Denes y @gesor



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