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(Por Enrique Lécaille) Este lunes murió el escritor uruguayo Tomás de Mattos, en Tacuarembó, como ha sido difundido ampliamente. En el año 2011 el escritor estuvo por última vez en la ciudad de Mercedes, con la finalidad de presentar su libro “El hombre de marzo”, en la sede del Centro Histórico y Geográfico de Soriano, tal como se recuerda en otra nota de @gesor a propósito de la noticia de su fallecimiento.
Con respeto contaré una anécdota que le tiene como protagonista y que he guardado en mi memoria como un risueño recuerdo de este uruguayo notable a quien había leído y disfrutado, y a quien desde mi perspectiva de lector que le admiraba veía como lo que en realidad era -un destacado intelectual con una creciente consideración pública-, pero que, de pronto, en la intimidad del encuentro que narraré, se volvió completamente terrenal.
Aquella última vez que vino a Mercedes, tratando yo de entrevistarle para la televisión, noté algo raro en su figura. Algo no se ajustaba a la realidad. Le notaba las piernas demasiado delgadas. Pensé por un momento que se trataba de una falsa impresión mía. Le propuse entonces hacer la entrevista y él aceptó gustoso, pero cuando terminamos, nos confesó a los presentes: "Cuando viajo, al equipaje lo prepara mi señora. Cuando abrí el bolso en Mercedes, me di cuenta que los pantalones que había en su interior no eran los míos, sino los de mi hija..."
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