Aunque los últimos resultados obtenidos por Defensor Sporting en el Campeonato Apertura del fútbol uruguayo han sido adversos para sus intereses, en la institución violeta del Parque Rodó se mantiene un respeto y un aprecio muy grandes por su responsable técnico, el mercedario Tabaré Silva.
Silva, quien como futbolista tuviera una larga trayectoria y que integrara el plantel de Uruguay campeón de América en 1995, conserva un vivo recuerdo de su ciudad natal.
En @gesor reproducimos en forma parcial un artículo aparecido en la revista que publica Defensor Sporting y en el cual se hace especial mención a los orígenes del entrenador:
Tabaré respira fútbol desde antes de respirar. Su padre y hermanos jugaron al fútbol en Mercedes, su ciudad natal, y él corre atrás de la pelota desde los tres años. Jugó en la calle, en canchitas de tierra, corrió por el complejo Arsuaga y el Franzini, llegó hasta España y no le pesó visitar el Camp Nou ni el Bernabéu.
No se considera un jugador del interior porque sus padres se mudaron a la capital con él, a sus seis años, y no vivió las complicaciones que sufre un jugador cuando está lejos de sus afectos. Sin embargo, el ritmo de su casa y las visitas recurrentes a Mercedes, le permiten identificarse con los muchachos que están solos en Montevideo, y considera que es importante saber lo que puede necesitar alguien que está en esa situación.
“Es importante conocer la vida del jugador. Esto es un trabajo como muchos otros y así como se puede trabajar duro que la empresa no sea la más exitosa, los ánimos de los compañeros también repercuten en la calidad del trabajo. Además, ayuda a prevenir y atacar lo antes posible cada problema. También responde a una cuestión humana, compartimos muchos días juntos y aunque cumplamos distintas funciones, somos compañeros de trabajo”, resume.
Sus cinco años en el fútbol europeo le mostraron el lado más cerebral del fútbol y se convenció de que esa era la manera. Encontró cambios en los entrenamientos, la alimentación y la exigencia. Además, lo tomó como un premio: “jugar en Europa te da señal de que sos bueno haciendo lo que más te gusta. Eso es impagable”.
La idea quedó tan aferrada que Tabaré volvió a ese continente con el foco puesto en la dirección técnica. Visito complejos deportivos del Sevilla, Athletic Bilbao y Real Sociedad, en busca de nueva información. Se fijó cómo entrenan, qué tienen de novedoso, cómo mejorar sus procesos y cómo usan la tecnología a favor del juego. No reniega de la improvisación digna del potrero pero no se conforma con la magia de los habilidosos. “No estoy obsesionado con el fútbol; creo que todos los extremos son malos y en esto también entra el exceso de trabajo y planificación”, aclara.
La idea que pregona está cerca de verse, avisa. Y está compuesta por conceptos simples y quizá, por su simpleza, difíciles de plasmar en los partidos: “jugar sencillo, dar opciones al compañero, concentrarse y tener actitud. Con eso aumentamos las chances de ganar. Tengo jugadores inteligentes y eso me ayuda mucho”.
Y se nota. El equipo está primero, invicto y es el más goleador del torneo. Se fueron ocho jugadores y llegaron cuatro. Además, casi todos los vicecampeones de América Sub 20 están practicando en el primer equipo. “El club trabaja muy bien en las divisiones formativas y eso nos ayuda mucho pero los minutos iniciales en primera son claves para el futuro de los jugadores y no podemos apurarlos”, señala.
Motivación para hacer historia, le sobra. Entró a Defensor Sporting por primera vez en 1988, como uno de los aspirantes que respondía al llamado violeta. Allí coincidió con El Gallego Traversa. Supo ser el más chico y hoy es la cabeza del grupo. Cierra un ciclo que lo engrandece.
“Estaré eternamente agradecido al club por haberme dado la chance de dirigir acá. Esto es un gran paso para la carrera de cualquier entrenador, y a mí edad lo es todavía más. Valoro mucho la confianza que me tienen y me siento muy feliz de estar en una institución a la que quiero y me quiere muchísimo”.
Nota de @gesor: Como jugador, Tabaré Silva fue campeón con Defensor Sporting en el Torneo Apertura de 1994, en la Liguilla Pre Libertadores de 1995 y en el Clausura de 1997. Silva se desempeñaba tanto como zaguero central como marcador de punta. De su carrera como futbolista se destaca también su presencia en el Sevilla de España, donde tuvo entre otros uruguayos como compañeros al delantero Marcelo Zalayeta.
