(escribe prof. Alejandro Carreño T. ) Bolivia se abre al mundo, dijo. Y dejará el aislamiento impuesto por los gobiernos de Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025). Su mensaje al Movimiento al Socialismo (MAS), a quienes acusó de traicionar al país, no deja lugar a segundas lecturas: “Nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas ni de espaldas al mundo. Bolivia vuelve al mundo y el mundo vuelve a Bolivia”.
De hecho, las palabras del recién asumido Presidente implican alejarse de aquellos regímenes americanos en los que imperan violentas dictaduras. Cuba, Nicaragua y Venezuela no fueron convidados a la transmisión de mando. El mensaje está clarísimo, pues estos son los principales aliados ideológicos del MAS en la región. Un Movimiento al Socialismo, en todo caso, completamente desfigurado en las últimas elecciones en donde apenas obtuvo algo más del 3 % de los votos. Por cierto, sus palabras gustaron a unos y disgustaron a otros.
Su gobierno, dijo, va a priorizar vínculos “con países en donde la democracia sea un principio”. Y la reacción no se hizo esperar. La Alianza Bolivariana para América (ALBA), por ejemplo, conformada por diez países, suspendió la militancia de Bolivia por considerar las declaraciones de Paz de “proimperialista” y “colonialista”, típica reacción de quienes no toleran ni personas ni propuestas ideológicas que difieran de las suyas. Por su parte, la embajada de Venezuela en La Paz suspendió los trámites consulares.
¿Preocupado Rodrigo Paz Pereira? Parece que no, puesto que insistió en que solo mantendrá relaciones sólidas con aquellos países que respeten la democracia: “Mi posición es firme, queremos relaciones sólidas, pero solo con quienes consideren la democracia su fundamento”. Respecto a la decisión del ALBA declaró que “lo tiene sin cuidado”. En cuanto a las relaciones con estos países, ellas estarán en el marco diplomático y no pretende romper relaciones con ninguno de ellos. En cuanto a Venezuela, a mi modo de ver, solo el tiempo dirá cuál será la reacción de Maduro.
Paz Pereira tuvo también palabras para referirse al significado de llegar a Palacio Quemado: “Este lugar no es un trono, es una tarea. No nos han entregado poder, sino una responsabilidad. Es el tiempo de la democracia verdadera y del respeto a la ley”. Y sobre la realidad de Bolivia, sus palabras fueron lapidarias: “El país que recibimos está devastado, endeudado moral y materialmente. Filas interminables para adquirir combustible. Mercados vacíos”. No debe extrañarnos, porque suele ser la realidad de países gobernados por regímenes como el de Cuba o Venezuela.
Sin duda que las relaciones diplomáticas con naciones como Irán, Rusia y China se verán también afectadas, sobre todo considerando los diversos acuerdos firmados con esos países, y con la intención de Bolivia de restablecer relaciones diplomáticas de inmediato con los Estados Unidos. En realidad, esto recién comienza. Veremos hasta qué punto el Presidente Paz podrá mantener su posición no solo respecto de su país, sino también en lo que dice relación con la región y el mundo.
En cuanto a sus relaciones con Chile, bueno, aquí la cosa pareciera ser que una amistosa relación sería suficiente para mantener la armonía y la paz, por cuanto Bolivia jamás cejará en su propósito de salida soberana al Pacífico, y Chile jamás estará dispuesto a dársela.





