16 de June del 2025 a las 15:13 -
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Cariño malo
La Presidenta de Perú, Dina Boluarte, vive en la cuerda floja, como los equilibristas que se juegan la vida a cada paso.

(escribe prof. Alejandro Carreño T.) Nadie la quiere. Debe ser un caso único en el mundo de desprecio popular, pues hay regiones del país en los que su aprobación es cero. Y la aprobación nacional no supera el 2%. Pero ahí está, vivita y coleando en Palacio Pizarro, sede del gobierno peruano. ¿Cómo se explica, aun así, con todo ese cariño malo que le llueve desde todos los rincones del país, se mantenga al frente de Perú? Aparentemente, un misterio de la política peruana.

Solo aparentemente. Después de todo, en política las cosas no son aparentes y, si lo son, es porque hay gato encerrado. Y aquí hay más que un gato encerrado, pues ya no importan ni sus relojes Rolex, ni su cirugía estética a la nariz que la obligó a permanecer un tiempo “ausente”, con licencia médica, aunque seguía firmando documentos, ni acusaciones de enriquecimiento ilícito. Podríamos seguir, porque la lista es larga, pero lo que importa y que resulta “inexplicable”, es que se mantenga al frente del gobierno.

Es cierto que asume en un momento complejo como fue la caída de Pedro Castillo. Pero del 7 de octubre de 2022, día en que pasa a ser la primera presidenta del Perú hasta ahora, su gobierno ha sido una olla de presión que el mismo Congreso ha ido quitándole la tapa, lentamente, para que no explote. De ese algo más del 20% con que asumió, solo queda el recuerdo. En realidad, la sociedad esperaba que ella llamara a nuevas elecciones y, en vez de eso, prefirió acomodarse en Palacio Pizarro, provocando el malestar de moros y cristianos.

De unos, los partidarios de Castillo, que la consideraron una traidora, pues ella fue su vicepresidenta; de los otros, porque vieron en ella a una persona que, en realidad, no tenía ningún mérito para ocupar la más alta magistratura del Estado. Además, como los peruanos lo han demostrado con creces, les fascina ver a sus expresidentes en tras las rejas. Desde Alberto Fujimori (preso y poco antes de morir, indultado por razones humanitarias), extensa es la lista de presos y procesados: Alejandro Toledo (preso), Alan García (se suicidó antes de enfrentar el jucio), Ollanta Humala (preso), Pedro Pablo Kuczynski (con arresto domiciliario desde 2019), Martín Vizcarra (procesado), Pedro Castillo (preso).

¿Y Dina? El Congreso le perdona la vida. Después, lo más probable es que también termina presa. De momento, se apoyan mutuamente e irán de la manito hasta las elecciones de 2026. Para el politólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú, “hay una suerte de cogobierno parlamentario que reúne a la derecha más dura, a la derecha más centrista pragmática y a la izquierda de Perú Libre, porque el objetivo es durar hasta la siguiente elección”. Un verdadero pacto de sobrevivencia para calmar las aguas y no joder más al Perú.

Por su parte, el presidente de la encuestadora Ipsos Perú, Alfredo Torres, tiene una opinión que me parece más razonable políticamente hablando. Para él, el debilitamiento político de la presidenta es “funcional a los intereses de los principales partidos”. No es, por mismo, conveniente para ninguno de ellos sustituirla y nombrar a alguien que tendría que salir de un Congreso, y que podría convertirse en una figura presidenciable importante para las elecciones de 2026. Mejor, entonces, Dina, con sus Rolex, sus cirugías y sus escándalos por doquier.

Después de todo, el Palacio Pizarro bien vale un cariño malo.

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