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03 de February del 2025 a las 08:30 -
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Política y tragedia
i compartimos la afirmación de Charles de Gaulle, cuando era Primer Ministro de Francia entre los años 1944 y 194, en cuanto a “que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”, entonces estamos fritos.

(escribe prof. Alejandro  Carreño T.) S Y estamos fritos porque efectivamente la política es muy sería y está en manos de los políticos que son las antípodas de lo serio. Son manipuladores, oportunistas y mañosos (usted puede escoger entre la variedad semántica del término, el o los conceptos que mejor se adecúen a su percepción de ellos).

En estos momentos, cientos de familias viven en los Estados Unidos el dolor de la tragedia aérea. Setenta y siete personas fallecidas en un incomprensible accidente entre un avión de pasajeros y un helicóptero militar, en Washington. Toda tragedia no solo enluta y entristece a familiares y amigos de las víctimas; también entristece y preocupa a la sociedad que exige respuestas convincentes que hagan menos dolorosa la tristeza y menos estresante la preocupación. Las tragedias deben ser símbolo de unión. Y los políticos los encargados de ella.

Pero en Estados Unidos las cosas parece que funcionan diferente. Los políticos hacen de la política lo que suelen hacer todos ellos en cualquier parte del mundo, que no es otra cosa que convertir las tragedias en una declarada y descarada confesión para lucrar con ellas. Lo primero es sentirlas, ojalá con el “corazón desgarrado” y que la gente vea que sangra; luego, mostrarse para las cámaras con la mejor cara de dolor que puedan poner (mejor si tienen dolor de muelas). En todo caso, esto no les cuesta mucho. El fingimiento viene incluido en su ADN.

Luego, las promesas de que “esto no quedará así”, que el gobierno hará todo lo que esté a su alcance, y lo que no esté también, para encontrar a los responsables. En este sentido los políticos, como un día dijo el líder soviético Nikita Jrushchov, “Son siempre lo mismo. Prometen construir un puente, aunque no haya río”. Por último, encontrar a los responsables, que  están, inevitablemente, en la orilla del frente. Y Trump los halló en menos que canta un gallo: Barack Obama y Joe Biden, porque permitieron la contratación de personas sin las competencias necesarias para ser controladores de tráfico aéreo.

Personas que responden al programa DEI (diversidad, equidad e inclusión). Priorizaron lo político por sobre la seguridad. “Recuerden que solo las personas con la mayor aptitud para ser personas con el intelecto más alto y psicológicamente superiores podían calificar para controladores de tráfico aéreo. Eso no era así antes de llegar yo”, dijo Donald Trump en su estilo sabelotodo, aunque no sepa nada, porque no veo la relación “inclusión-intelecto-psicológicamente superior” con “controladores de tráfico aéreo”.

Culpó, entonces, a la Administración Federal de Aviación (FAA), que “ha estado contratando trabajadores con discapacidades intelectuales severas, problemas psiquiátricos y otras condiciones mentales y físicas bajo una iniciativa de diversidad e inclusión”. Pero no hay ninguna prueba de que las responsables de la tragedia aérea sean las DEI, impulsadas por los gobiernos de Obama y Biden, salvo su “sentido común”, como él mismo declaró: “Tengo sentido común, y desafortunadamente mucha gente no lo tiene”.

Como dije en las primeras líneas citando a De Gaulle, estamos fritos. La política, que es una actividad seria como ella es, en manos de los antípodas de la seriedad, como son los políticos, hasta las tragedias son tratadas como si se tratasen de un espectáculo circense. Hace muchos años, Clarence Darrow (1857-1938), político y escritor estadounidense, decía que cuando era chico le decían “que cualquiera podía llegar a ser presidente de la nación. Estoy empezando a creerlo”.  Cuando uno es adulto, termina por creerlo.

Proféticas palabras de Darrow en lo que dice relación con nuestra América Siglo XXI, pletórica de ejemplares presidenciales de uno y otro lado, que corroboran sus palabras. Pero faltaba el “yo autorreferencial” trumpista, arrollador y descalificador: “Y luego, cuando dejé el cargo y Biden asumió, los cambió de nuevo a más bajos que nunca. Puse la seguridad primero, pero Obama, Biden y los demócratas pusieron la política primero”. El sentido común delator de Donald Trump según él mismo.

Parece que el escritor británico Chesterton (1874-1936), tenía toda la razón: “Si no logras desarrollar toda tu inteligencia, siempre te queda la opción de hacerte político”.

Sí, estamos bien jodidos.

 

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