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Desde siempre el hombre ha tratado de darle significancia aquello que vive, de inmortalizar las personas o cosas importantes en su vida. Hoy sabemos por las descubiertas arqueológicas que los tatuajes existen desde tiempos más remotos de la humanidad, podemos decir que nos han acompañados desde la antigüedad hasta nuestros días; existen diferentes técnicas derivadas de las diferentes contextos culturales en los que se realiza.
El tatuaje puede ser de gusto personal o como código de pertenencia a un grupo, secta como es el caso de los templarios y de la yakuza la mafia japonesa cuyos integrantes se hacen un tatuaje que le ocupa todo el brazo.
El arte del tatuaje es de gran complejidad, ya que por lo menos hay más de un aspecto a tener en cuenta, por un lado está toda la capacidad y destreza que el tatuador debe tener; por otro lado es el tatuado que también tiene un sentido estético, de su cuerpo - su cuerpo es su arte, su tela en el cual pinta y escribe las cosas importantes para él y quedan para toda la eternidad de su existencia. Es una tarea “narcisista” casi obsesiva, donde él selecciona que palabras, en que idioma, de qué tamaño, que símbolo, que imagen - va colocar en su cuerpo y para eso se requiere también un sentido estético particular, que es propio de cada individuo; en esta compleja trama también entran las otras personas que miran los tatuajes, estos también con su propia mirada estética - porque si existe el arte es porque hay ojos sensibles que ven los tatuajes realizados.
Gastón Andino
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