(Escribe Calle 52) Hace 100 años un día como el de hoy nacía en la ciudad de Mar del Plata un niño al que llamaron sus padres Vicente Piazzolla y Asunta Manetti,  Astor Pantaleón Piazzolla.

@gesor y Calle 52 se suman a los festejos a nivel Mundial de este increíble compositor que llevo al tango a un nivel inimaginable, simplemente con su talento, estudio y forma de vida.

Como dijo su amigo y colaborador  el escritor  uruguayo/argentino Horacio Arturo Ferrer, mi Mozart Milonguero.

Escuchaste a Piazzolla, ¿que pasó después?

GUILLERMO FUENTES REY, locutor-periodista:   Escuchador y difusor de música popular. Eso he sido a lo largo de 50 años. Norberto, el amigo “oriental” me convoca para hablar de ASTOR PANTALEÓN PIAZZOLLA. Acepto el desafío pero como no soy músico, encaro la tarea basándome en recuerdos personales de las grabaciones que me convirtieron en admirador profundo –fanático- de ese creador que cumple 100 años.

Tenía 18 años. Había comenzado a hurgar en el jazz, en la música norteamericana (Frank Sinatra, Tony Bennett,  Duke Ellington, Charlie Parker, Stan Getz, etc.) y en la Bossa Nova (Joao Gilberto, Antonio Carlos Jobim, etc.) No sé cómo ni por qué llegó a mis manos un disco de Piazzolla, tal vez alguna lectura, tal vez alguna audición me hizo comprarlo. Ese disco (doble, editado por el sello Trova) era María de Buenos Aires la “operita” que, con textos de Horacio Ferrer, contaba la historia de María un símbolo de una mujer porteña. Ferrer usó un lenguaje plagado de neologismos, de un lunfardo propio, que obligó a incluir un glosario donde se explicaba el significado de ciertas palabras. Más allá de esos textos, me golpeó la música y me entusiasmó Amelita Baltar y en especial ese sutil y exquisito cantante que fue Héctor de Rosas, tan poco reconocido siempre.

Un año después y también en Trova, apareció Adiós Nonino. Ese álbum terminó de conquistarme. Otoño porteño, Michelangelo 70, Tangata, Coral y, fundamentalmente la versión del tema que Astor escribió para su padre Nonino, con esa irrepetible introducción del pianista Dante Amicarelli, radicalizaron mi admiración que ya era fanatismo.

A partir de entonces, desordenadamente, fui comprando todo lo editado de Astor y lo nuevo que grababa. El Tango (con textos de Jorge Luis Borges, la voz de Edmundo Rivero y el recitado de Luis Medina Castro), Concierto de tango en el Philarmonic Hall de New York o Astor Piazzolla y su Quinteto en el Teatro Regina marcaron esos años iniciales, de aprendizaje.

Ese aprendizaje incluía, por supuesto, la profundización de mi acercamiento al jazz, a los cantantes norteamericanos, a la música de Francia, de América Latina en general y de Uruguay (el Canto Popular Uruguayo) y Cuba en particular. Durante todo ese proceso (de enriquecimiento auditivo) Astor Piazzolla mantuvo su lugar de privilegio entre mis favoritos.

La discografía de Astor es muy extensa y variada. Contiene su revolucionaria obra grabada en estudios y en escenarios de todo el mundo. No puedo dejar de mencionar algunos de mis preferidos: el Octeto Buenos Aires  -dos publicaciones- (1957) y también las dos del Noneto – Música Popular Contemporánea de la ciudad de Buenos Aires (1973). La historia del tango-La guardia vieja y La historia del tango-Época romántica ambos de 1967, grabados al frente de una gran orquesta también me parecen notables porque allí descubrimos su creatividad e ingenio para arreglar y rearmonizar clásicos del tango (su escritura para la cuerdas es cautivante en todos los casos, más allá de su eximio trabajo en el bandoneón).

La música de Astor era el sonido de aquella Buenos Aires de los 60 y 70 y siguió marcando el ritmo de la ciudad década tras década. Aún lo sigue haciendo.

No vale la pena recordar los insultos y agravios que recibió. El “tradicionalismo” tanguero reaccionario y conservador, lo repudiaba. Los difusores de tango en radio y televisión lo ignoraban. Pasaron muchos años hasta que fue parcialmente aceptado. Su música triunfaba en el mundo y muchos consideraron que no era conveniente seguir negándolo de manera pública, aunque en privado lo hacían (confieso que yo, por el contrario, no me cansaba de atacar a quienes lo atacaban en cada programa de radio que hacía).

Tuve la suerte de entrevistarlo en tres ocasiones: dos veces en los años 70 y una tercera y última, en 1983. De esas entrevistas conservo en cinta abierta sólo la primera, realizada en su departamento de Avenida del Libertador casi Callao. Siempre me recibió con simpatía y buena predisposición y me dedicó todo el tiempo necesario.

Quiero cerrar estos recuerdos personales con palabras del enorme Roberto Goyeneche –quien se dio el gusto y el placer de cantar y grabar con Astor-: “Es difícil hablar de él y su música… se lo siente o no se lo siente. Para mí es un genio, es la guía melódica más importante de la Argentina. Quizá parezca un músico difícil, pero tiene la fuerza de muy pocos. ¿Quiere que le diga una cosa? Yo creo que Dios lo mandó al mundo para desasnar orejas de burro. Fue Dios, fue cosa de Dios”.

HORACIO  ACOSTA – Músico/Compositor – uruguayo:  Llegando a Mercedes en los 70’; para mí la Meca de la música en la región; escuché a Piabanba (Glauco Cabrera en bandoneón, Carlos Levis en bajo y Julio Debiase en piano). Desde entonces, mi quinceañera rebeldía rockera se derrumbó ante aquel sonido, mezcla de jazz con música contemporánea y olor a tango.

Ahí supe que me enfrentaba a “The long and winding road” si quería dedicarme a la música. Y lo hice!

Por primera vez escuchaba en vivo esa música, que con ignorancia supe minimizar alguna vez.

Esa música que trasciende la interpretación de su autor para brillar por sí sola sonaba celestial en manos de aquellos músicos.

Cuándo terminaron pregunté: ¿qué es eso? 

Carricola me respondió:

Adios Nonino.

LEONEL GASSO - Músico/uruguayo:  Yo creo, que en la historia de la música tenemos muchos genios en diferentes géneros, Astor fue uno de ellos, porque no solo tocaba con técnica y corazón su instrumento, si no que su música llegó universalizarse con esfuerzo propio.

Un ser diferente en varios terrenos, mucho temperamento, para enfrentar a gente de la época que pensaba que el tango no se podía transformar o tal vez que no debería haberlo hecho, en cambio Piazzolla tuvo eso que no es tan común, le despertó fuerzas para  llevar su musica a lugares de gran prestigio a nivel mundial.

Si en EEUU tienen a Dizzy Gillespie, Mile Davis, Chic Corea, Charly Parker, entre otros grandes, nosotros, en el Río de La Plata, tenemos a este grande argentino.

El próximo Sábado 2da entrega.

Tangamente, gracias, cuidarnos, leernos.

Calle 52

José Norberto Ferreira Tomás

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Palabras de Astor

“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos”.

Ástor Piazzolla

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