(Escribe  Prof. Iris Caramés)  Decíamos, en la columna anterior, que el vínculo con el alumno es esencial en la enseñanza, sea cual sea la modalidad. Pero para sostenerlo, no basta con la voluntad individual del docente, ni del adscripto, ni del orientador pedagógico, ni del equipo de dirección. Se hace necesario un trabajo coordinado entre todos para organizar las acciones que lo contengan, lo habiliten y  lo fortalezcan.

En la presencialidad, esa función, denominada, por lo general, organizativa u organizacional,  es llevada a cabo por el equipo de dirección junto a los funcionarios administrativos, los adscriptos y los profesores orientadores pedagógicos, que tienen un contacto “cara a cara” con el cuerpo docente, estudiantes y familias. Además, nuestro país cuenta con el portafolio docente o libreta digital, que, como informa la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP)^[2], “es parte de un conjunto de herramientas digitales destinadas a optimizar los tiempos de gestión institucional y favorecer la comunicación entre los involucrados al estar conectado con la información de los softwares de educación (Corporativo del Consejo de Educación Secundaria (CES), Bedelía del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP).”

Su uso, si es considerado como “territorio de encuentro e interacción”^[3] entre los participantes, garantizará los procesos de aprendizaje a partir del vínculo con el estudiante. Lo mismo vale decir de las plataformas educativas a las que se accede oficialmente: Aulas de Uruguay Educa y CREA. Al respecto, nos parece pertinente informar que su instalación derivó de decisiones tomadas por referentes institucionales a partir del año 2007. Las aulas de Uruguay Educa se crearon en el CES para todos los usuarios de ANEP. Se emplea Moodle, un software libre y de código abierto diseñado “para proporcionar a educadores, administradores y estudiantes un sistema integrado único, robusto y seguro para crear ambientes de aprendizaje personalizados”^[4]. Las actuales aulas del Plan Ceibal^[5] (CREA) emplean otro software, Schoology^[6], una plataforma basada en la nube y sobre la que no se tiene un dominio total de los datos de los usuarios.

Independientemente del software elegido, son las interacciones que se dan en él las que garantizan los procesos de enseñanza y los de  aprendizaje. Vale, entonces, aclarar que, así como en el edificio que contiene a la comunidad educativa hay una organización para cumplir con sus objetivos, en las plataformas educativas también debe haberla y es la sinergia entre la dirección del centro con docentes, adscriptos, orientadores pedagógicos, administrativos, técnicos de las plataformas, encargados de los laboratorios de informática, estudiantes y padres la que permite que ese encuentro sea significativo y pertinente.

Para ello, es necesario explicar las normas de funcionamiento, informar sobre los tiempos para cursar las asignaturas, los horarios en los que los respectivos docentes podrán tener encuentros síncronos, mantener y promover el contacto entre los diversos actores, coordinar todas las actividades y ofrecer información de calidad. La asincronía determina que se acceda a ella en distintos tiempos y, en consecuencia, su publicación debe evitar confusiones. Por lo expuesto, es importante definir quiénes serán los que cumplirán cada tarea, las formas de compartirla y de qué manera se publicarán las informaciones relevantes según a quiénes van dirigidas.

Administrar las tareas, delegar, saber qué informar, cuándo, cómo y a quién dependerá de una gestión en colaboración. La organización y la comunicación en la institución educativa son funciones que toda acción formativa en línea y semipresencial debe tener presente porque minimiza las desafiliaciones, permite la apoyatura de los aprendizajes y habilita la creación de estrategias personalizadas de enseñanza, especialmente, para los que no han podido seguir el ritmo de las clases en línea. Para ello, los equipos de dirección y los actores que protagonizan esas interacciones deben darse la oportunidad de conformar comunidades de práctica: “grupos de personas que comparten una preocupación o una pasión por algo a lo que se dedican y aprenden cómo hacerlo mejor en tanto que interactúan regularmente” (Wenger, 2015^[7]). Estas comunidades, desde su experticia y experiencia, podrán contener al estudiante como eje del sistema educativo a partir de una concepción no tecnocéntrica, en donde las tecnologías no valgan “per se”, sino que, como sostiene Coll (2008)^[8], sean “utilizadas por alumnos y profesores para planificar, regular y orientar las actividades propias y ajenas, introduciendo modificaciones importantes en los procesos intra e inter-psicológicos implicados en la enseñanza y el aprendizaje”.

De Breve guía para la enseñanza en línea, disponible en:

https://iriscarames.blogspot.com/2020/05/breve-guia-para-la-ensenanza-en-linea.html

^[1] “Tecnologías”, “Tecnología”, “TIC” y “Tecnologías de la información y comunicación” se emplean en este documento con el significado definido por Pedró (2012): conjunto de redes, dispositivos, aplicaciones y contenidos digitales que se utilizan tanto para comunicarse con otras personas como para obtener, producir o compartir información.

^[2] Información disponible en: https://n9.cl/109aj

^[3] Schwartzman, G.; Tarasow, F. y Trech, M. (2014). “Dispositivos tecnopedagógicos en línea: medios interactivos para aprender”. En Aprendizaje abierto y aprendizaje flexible: más allá de formatos y espacios tradicionales. ANEP-Ceibal, Montevideo, 2014. Disponible en: http://www.pent.org.ar/institucional/publicaciones/dispositivos-tecnopedagogicos-linea-medios-interactivos-para-aprender

^[4] Consultar: https://docs.moodle.org/all/es/Acerca_de_Moodle

^[5] Este plan fue creado en 2007 como un proyecto socioeducativo. Su objetivo inicial era eliminar la brecha digital entre las diferentes clases sociales. Entre otras acciones, otorga computadoras portátiles a estudiantes y docentes. Hasta 2020, dependía de Presidencia de la República, hoy está en la órbita  de la ANEP y del Ministerio de Educación y Cultura.

^[6] Consultar: https://www.schoology.com/privacy/es

^[7]Wenger-Trayner, E.; Wenger-Trayne, B. (2019). “Comunidades de práctica una breve introducción” (Govea Aguilar, D., trad.). Disponible en http://www.pent.org.ar/institucional/publicaciones/comunidades-practica-una-breve-introduccion. (Obra original publicada en 2015) 

^[8] Coll, C. (2008). “Aprender y enseñar con las TIC: expectativas, realidad y potencialidades”. En Carneiro, R, Toscano, J. y Tamara Díaz (2008). Los desafíos de las TIC para el cambio educativo. pp. 113-127. España: OEI- Santillana. Colección Metas educativas. Disponible en https://www.uv.mx/dgdaie/files/2014/03/U2.6-Aprender-y-ensenar-con-las-TIC_Educar_CITA_mayo2011-1.pdf