(Escribe  Federico Marotta/ España) Los inmigrantes “sin papeles” no albergan hasta ahora ninguna esperanza de poder regularizar su situación. Había alguna por eso de trabajar en el campo, pero ni ahí. Este colectivo sigue estando marginado. Probable que algunos cuantos puedan ser empleados sin contrato. Pero este no es el punto.

Gobernantes del estado y de esta comunidad siempre hablan de contemplar a todos, de no dejar a nadie atrás. Pero existe este colectivo que está desamparado, en situación excepcional.

Cuando aparecen las publicaciones oficiales están escritas las condicionantes y todo lleva a la creación de mayor marginalidad.

Más de 1.100 organizaciones se unieron a regularizaciónya o regularizaciónurgente, plataformas virtuales para pedir los benditos papeles al gobierno, incluida la iniciativa de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Esta última fue apoyada por la Asociación República Oriental del Uruguay en Mallorca.

Las expectativas son pocas. Las conferencias de prensa de ministros y autoridades hablan de todo menos del colectivo inmigrante y aún menos de los “sin papeles”.

No hay humanidad ni en momentos tan dramáticos como estos. No hay medidas excepcionales ni siquiera en estos momentos críticos.

La Plataforma de la Inmigración lo ha alertado en Mallorca. No sería bueno que se generaran situaciones violentas una vez comience a generarse la normalidad de andar en la calle. El empleo caerá porque la isla vive del turismo y la temporada está lejos de poder trabajarse. Es probable que mucha gente vuelva a sus orígenes. Es probable que mucha gente quede en la calle por no poder pagar el alquiler, ya no de una casa, hablo de una habitación. También la necesidad de alimentos es un hecho.

La Plataforma de la Inmigración ha elevado una nota a las instituciones baleares. Apenas una respuesta muy política del Govern, sin atisbo de diálogo o búsqueda de soluciones.

Antes de la pandemia muchas asociaciones, vecinales ellas, reclamaban ser escuchadas por el municipio de Palma por el cambio en el recorrido de los buses que complicaron lo cotidiano de muchos trabajadores.

¿Es tiempo de cambiar las formas del sistema democrático?

Fuimos alertados por los partidos de izquierda antes de las elecciones del discurso anti-inmigración de Vox, nuevo partido de derechas. Los partidos de “izquierda” gobiernan hoy en España y en Baleares y quitaron la palabra inmigración de las instituciones pero siguen con el discurso anti-Vox, discurso que ahora es caduco y adverso y por lo tanto continúa siendo más “peligroso” de lo que nos decían antes. El discurso debió dar paso a los hechos una vez instalados en el gobierno y los hechos no se ven y por eso se les vuelve adverso.

Es tiempo de nuevas formas de participación que mejoren lo actual.

Hay aburrimiento por las formas, las listas cerradas, los enchufados, los amiguismos, las promesas, los acuerdos, la idea de que el político se considere un ser superior o salvador.

Siempre se dijo de dar una cuota de poder para conocer a las personas.

El colectivo inmigrante también fue usado pre-electoralmente por izquierdas y derechas, asistían cotidianamente a nuestras reuniones o nos convocaban para hablar. Ahora ve el inmigrante que no es contemplado y estos días son la clave para poner a cada uno en su sitio.

Quienes tienen un cargo dentro del sistema no quieren o no pueden o no les dejan usarlo, no se sabe. Pero el inmigrante ha sido olvidado.

La propia fuerza de los acontecimientos marca el camino.

Muchas fuerzas sociales, hastiadas del eterno odio político izquierda-derecha, del bi partidismo que siempre vuelve aunque sean más los actores, busca otros caminos.

Ya los autónomos, llámese pequeños empresarios, han creado un grupo en una red social con más de 174.000 miembros. Se denomina “Autónomos al Congreso”.

Otras fuerzas sociales, vecinales, de inmigrantes y más tienen el camino señalado para buscar nuevas formas de participación política e intentar que la democracia sea más transparente y participativa, pero en realidad.