(escribe prof. Alejandro Carreño T.) De mal en peor marchan las cosas en Ecuador. Daniel Noboa, con humildad no común en un Presidente de la República, admitió que Ecuador no está en condiciones de enfrentar el fuego enemigo de las numerosas bandas criminales que remecen la paz social y la institucionalidad democrática del país: “Estamos trabajando con más de 38 naciones que van a dar asistencia internacional. Hemos aceptado el apoyo de Argentina y de Estados Unidos”, en entrevista al medio FM Mundo. Y agregó: “No es el momento de, por ego o por vanidad, decir que no. Necesitamos apoyo militar en fuerza de personas, de soldados, así como asistencia en inteligencia, artillería y equipamiento”.
Mensaje claro de auxilio que engrandece la figura presidencial, pues antepone los intereses del país y su gente, a necia arrogancia como suelen hacerlo los políticos. Lo tristemente curioso del apocalipsis narco-criminal ecuatoriano, es que por primera vez los enfrentamientos entre los carteles mexicanos se trasladan fuera de sus fronteras. De hecho, tres de las bandas narcos más temidas de Ecuador, los Chone Killers, Los Lobos y Los Tiguerones, llamados por la prensa “la trilogía del mal”, representan al cartel Jalisco Nueva Generación, en cuanto que Los Choneros se alinea al cartel de Sinaloa, fundado por el Chapo Guzmán. Dichos carteles financian, por cierto, sus sucursales de sangre, terror y muerte.
A estos verdaderos ejércitos del mal se debe el dramático aumento de los homicidios en Ecuador. Solo entre enero y junio de 20023 estos aumentaron 69,13% respecto del mismo periodo de 2022, y terminó el año con 7.200 homicidios, lo que significa 45 muertes violentas por cada cien mil habitantes, el más violento de América Latina de acuerdo con el Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado. Cuando se compara este número de homicidios con los 5 por cada cien mil habitantes del año 2017, se comprende en toda su dimensión la tragedia ecuatoriana (Fuente: diario La Tercera de Santiago de Chile, del sábado 13 de enero.T odas las citas corresponden a este medio).
¿Cómo Ecuador llegó a esta realidad tan dolorosa que parece irreversible? Según Santiago Basabe, politólogo y director del Centro Ecuatoriano de Ciencia Política (Aecip): “Si hay un país al cual se puede emigrar sin ningún tipo de cuestionamiento, es el Ecuador. Esto no tiene nada que ver con un discurso xenofóbico, sino con la necesidad que tienen todos los Estados de regular la migración, que es lo básico. Y el Ecuador no lo hace”. ¿Por qué? Porque durante el gobierno de Rafael Correa (2007-2017), se produjeron los cambios determinantes que permitieron el reinado de las bandas-narco que hoy vive el país, con la entrada en vigencia de la Constitución de 2008.
Con la entrada en vigencia de esta Constitución correísta, que reemplazó a la de 1998, la política migratoria se tornó excesivamente permisiva. Y el año 2008, el expresidente Correa prohibió las bases militares extranjeras, con ello la base militar de Manta que rastreabas los aviones de los narcotraficantes en el noroeste del país. Dice Basale que “la base de Manta funcionaba como un filtro importante para el control del narcotráfico y de los grupos organizados. Esa base fue eliminada y no fue reemplazada por algo que cumpla una función similar desde las Fuerzas Armadas Nacionales”. Hoy, como señala Wladimir Sierra, analista político y sociólogo de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, “fueron contaminados todos los ámbitos de la sociedad, tanto los poderes del Estado como el ámbito empresarial”.
Contra el crimen organizado no hay ley ni acuerdos que valgan. Solo el combate frontal a las bases de los carteles. Y el Presidente Daniel Noboa lo tiene claro, no solo cuando pide ayuda al mundo, sino también cuando advierte a los representantes de la justicia: “Nosotros consideraremos a los jueces y fiscales que apoyen a líderes terroristas también como parte del grupo terrorista”.
¡Qué afortunados son los ecuatorianos en medio de toda su desgracia, de no tener un presidente como Gabriel Boric, el presidente de Chile, preocupado de los derechos humanos de los narcos ecuatorianos!: “que la situación se solucione según la institucionalidad vigente y con total apego y respeto a la democracia y a los derechos humanos” (Comunicado de la Cancillería chilena).
¡Patético!